Las "juventudes maravillosas"
*Por Osvaldo Pepe. En Catamarca (Catamarca: el kirchnerismo le ganó la gobernación a la UCR) arrancó el año electoral con victoria kirchnerista y desde el viernes, con aires setentistas, ya rodaba en Huracán la maquinaria para plebiscitar a Cristina como candidata del "modelo" para quedarse 12 años en el poder.
Ni Perón ni un engañoso discípulo como Menem lograron una permanencia tan extensa. Los votantes jóvenes de octubre son vistos desde el oficialismo como una fuerza electoral clave, bajo la mística de La Campora, agrupación fogoneada por Néstor Kirchner en la figura de su hijo Máximo y ahora bendecida por la Presidenta. La relación del peronismo con los jóvenes es una historia que mezcla rebeldías, errores y traiciones.
Fueron "contreras" en el 45 y en los 70 mutaron de "la juventud maravillosa", que le puso el pecho a las balas de la dictadura, a la "soberbia armada" de los Montoneros, con Perón ya en el gobierno y en pleno proceso democrático. Muchos perdieron la vida bajo el terrorismo de estado. Los jóvenes K de hoy se proyectan desde el poder, lejos del territorio. No se tutean con la pobreza como los punteros barriales. Construyen desde blogs y redes sociales con abrigo oficial, incentivados al ataque verbal y el escrache "al enemigo", sean políticos, empresarios, medios o periodistas. Su saga del "periodismo militante" pasó de la épica de Rodolfo Walsh al logo grotesco del Nestornauta, como efímero portal de la agencia oficial de noticias. Todo un símbolo: del mensaje de un luchador de prensa a un cómic, plagiado del gran Oesterheld.
Desde la clandestinidad, aquellos jóvenes de ayer, militantes de base, pintaban en la paredes "Perón vuelve", un acto en que les iba la vida. Estos de hoy, con estilo gerencial vacío de todo heroísmo, "militan" en Internet, tienen sueldos prósperos y presupuestos millonarios en el corazón del poder. Una metáfora kirchnerista perfecta.