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Las fichas ya están jugadas

* Por Gustavo Sylvestre. Fiel a su estilo de viejo zorro de la política argentina, José Manuel de la Sota, tras su contundente triunfo en Córdoba, pidió a los peronistas cordobeses que voten por un candidato presidencial "peronista". De esa manera quedó bien con todos y evitó, sobre todo, quedar mal con el gobierno nacional.

Ayer, en su paso por Córdoba, el ex Presidente Eduardo Duhalde buscó una foto con el ganador, pero no la obtuvo. Entonces se diferenció de De la Sota. Mientras este último anunció el domingo que acababa de nacer "el cordobeismo", Duhalde dijo que él iba por el "argentinismo".

El triunfo de De la Sota en Córdoba, a diferencia de Santa Fe, contuvo a todo el peronismo de esa provincia. Su voto estuvo conformado por sus seguidores, por kirchneristas, duhaldistas y la gente de Rodríguez Saá, que en Córdoba tiene una buena intención de voto.
De la Sota llevó adelante una estrategia de campaña más que inteligente. Se olvidó del escenario nacional, tan atractivo para los otros opositores, se concentró en Córdoba y se recostó en la buena gestión del gobernador Schiaretti.

La estrategia le dio un resultado más que positivo. Mientras que Oscar Aguad y Luis Juez se peleaban con el kirchnerismo y trataban de sacar patente de ver quien era más opositor, De la Sota realizó una campaña silenciosa, que lo llevó al contundente triunfo.

A una semana de las primarias, el adverso resultado de Córdoba para radicales y para el Frente Amplio Progresista, encendió luces de alerta en los campamentos electorales. Sobre todo para los radicales, cuyo candidato presidencial tuvo que aguantarse estoicamente, pero con un más que digno y meritorio comportamiento militante, estar al lado de su candidato a gobernador que se ubicó tercero en una Provincia donde detentaron el poder por más de doce años.

No le sirvió a Aguad ni siquiera recostarse en un hombre del campo como Oscar Roulet, que fue Presidente de la CRA, ni el recuerdo de que fueron opositores a la 125. El peronismo, encolumnado detrás de De la Sota los "barrió" de la elección del domingo.

El primero que lo vio fue Luis Juez, que entre deprimido y autocrítico, fue el primero en salir a reconocer la derrota cuando las tendencias que se conocían eran de las boca de urna.
Para el gobierno nacional que De la Sota no se refiriera a ellos, si bien les marcó la cancha, que no se manifestara en contra fue un triunfo. En las últimas semanas hubo contactos reservados de hombres importantes del gobierno con la gente de De la Sota, tal vez prometiendo una relación mejor si es que Cristina Kirchner es reelecta en octubre. La propia Presidenta ordenó esas gestiones conocedora de que, en caso de triunfar, deberá gobernar los próximos cuatro años con un peronismo que buscará su candidato para el 2015. Pero ella ya lo dijo, pretende ser un puente entre la dos generaciones peronistas que se disputarán, a partir del año próximo, no sólo la conducción del peronismo, sino la candidatura presidencial. No hay que olvidarse que mucho de lo que se pone en juego para estas elecciones, pensando en el año próximo, en el Peronismo es renovar todos los cargos partidarios de conducción.

La elección del próximo domingo se convertirá en la gran encuesta nacional real, que pondrá blanco sobre negro el panorama político de la Argentina, y que va a marcar una tendencia para octubre. Por eso la preocupación de las últimas horas en los partidos de la oposición, para sacar un resultado decoroso, que les permita seguir en carrera.

El que salga segundo, según quien sea, tratará de seducir a los otros partidos para lograr un acuerdo que encolumne a un sector importante de la oposición frente al oficialismo. Pero no será fácil. Si es Ricardo Alfonsín tratará de enviar señales hacia Hermes Binner y Elisa Carrió, aunque será difícil que se bajen de sus candidaturas, no es imposible.

Más difícil sería la tarea para Eduardo Duhalde. Ni radicales, ni socialistas y menos Elisa Carrió querrán hacer un acuerdo político con él.

En los últimos días tanto el duhaldismo como el sciolismo han advertido un crecimiento lento pero sostenido de Hermes Binner en las encuestas. Y esto favorece a la candidata Margarita Stolbizer en la provincia. El candidato del Frente Amplio Progresista protagonizó ayer una jugada política que ninguno de sus adversarios realizó: fue a la CGT a reunirse con Moyano y sus seguidores en un gesto que dejó más que contento al líder sindical en momentos en que su relación con el gobierno no pasa por el mejor momento y le sirvió a Binner para mostrarse como "un hombre de estado" alejado de las disputas sectoriales.

Todos los partidos han puesto sus esfuerzos, en estos últimos días, en la provincia de Buenos Aires. Es que allí se juega la madre de todas las batallas. El gobernador Scioli se muestra confiado en obtener un triunfo contundente. Si bien los intendentes están movilizados, algunos representantes de los distritos más importantes han hecho llegar sus quejas a La Rosada: notan cierta desorganización en el armado logístico para el domingo y se han quejado de la mala distribución de boletas que los podría perjudicar. "Ni en tiempos de Herminio había tanta desorganización se escuchó decir a uno de ellos. La Rosada, avisada de este malestar y con los antecedentes de Santa Fe y Capital federal, ordenó en los últimos días cerrar fila en torno a Scioli y dejar todas las apariciones en manos del gobernador y su gabinete.

Ricardo Alfonsín y Francisco de Narváez, fortalecieron su campaña y pegaron en los últimos días a la gestión del gobernador con spots duros, que hacen hincapié en la falta de seguridad y la "desconfianza" en la figura del gobernador.

Más difícil la tiene Federico Pinedo en la ciudad de Buenos Aires. Sin un candidato presidencial que lo apañe y en soledad, ya que su jefe político se fue de vacaciones, deberá batallar para sacar un porcentaje importante de votos, que no lo deje mal parado frente a la ultima elección del Pro en la ciudad.

Las fichas están jugadas. A partir del lunes el panorama político de la Argentina estará más ordenado, después del voto de la gente.