Las expectativas del campo
El XIX Congreso de Aapresid fue una muestra de las experiencias de vanguardia del sector y lo que se espera de las políticas públicas.
LA reunión anual de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) es uno de los acontecimientos que reflejan el nivel de desarrollo de las actividades agrarias y en el que se conocen las propuestas más relevantes para las campañas siguientes. Se confirmó así en su XIX Congreso, realizado en Rosario, en una atmósfera de preocupación por los resultados de las elecciones primarias abiertas.
La población directamente aplicada a las tareas del campo votó de manera desafecta con el Gobierno que obtuvo la mitad del total de los sufragios válidos emitidos, sin perjuicio de que una parte de sus integrantes haya hecho prevalecer otros intereses y emociones en el pronunciamiento ciudadano.
Este XIX Congreso fue más numeroso que los antecesores y de más categórica manifestación sobre las experiencias virtuosas con las cuales están comprometidas las franjas de vanguardia en el campo argentino: siembra directa, pero con rotaciones que quiebren las consecuencias malsanas del monocultivo; fertilización suficiente del suelo, pero no sólo con nutrientes básicos y reconocidos desde tiempo inmemorial -nitrógeno, fósforo, azufre, potasio-, sino también con los micronutrientes a los que nuevas investigaciones otorgan significación creciente: desde el boro y el zinc hasta el molibdeno, el cloro y el cobalto; uso eficiente del agua potable en un territorio nacional que todavía se desentiende de gran parte de ella dilapidándola en el mar; agricultura de precisión y por ambientes, formulada según las características naturales de los campos y no por las líneas de alambrados útiles a la ganadería.
A todo eso se suman otros nuevos capítulos. Uno es el de la agricultura certificada, un sistema de gestión de calidad ambiental y agronómica del proceso productivo, que está en su etapa inicial. A medida que más productores se sumen a esa experiencia, la sociedad y el mundo contarán con una auditoría fehaciente sobre los procesos de producción de alimentos y su impacto sobre el medio ambiente.
La otra novedad, muy incipiente, es la constitución de lo que en Aapresid se conoce por "sistema de chacras". Se trata de consorcios que se configuran con la participación de productores y empresas agropecuarias actuantes en una misma región agrícola y a quienes, con el asesoramiento del INTA y del Conicet, se proponen metodologías científicas aplicables a cada situación en particular sobre la base de los conocimientos generales al alcance de la comunidad agropecuaria de todo el país.
Se tomó nota de expresiones elocuentes para definir lo que los productores esperan de las políticas públicas en circunstancias en que el campo es, como ocurrió a fines del siglo XIX y comienzos del XX, el gran financista del Estado. Pero ahora a cambio de poco o nada y sí, por el contrario, de sobradas injurias y exacciones, aunque deba señalarse, por su cordialidad, la presencia en el congreso del ministro de Agricultura y Ganadería. Una oportuna llamada de atención en aquel sentido fue que sería preferible que el Gobierno se ocupara menos de "la mesa de los argentinos" y más de "la casa de los argentinos". Así se atendería la alimentación de quienes carecen de ella y se permitiría, además, un mayor desarrollo nacional a través del aliento a las exportaciones agropecuarias.
La reunión de Rosario se realizó con la advocación de "inteligencia colaborativa". O sea, de la multiplicación sinérgica del conocimiento extraordinario al que se ha accedido en las prácticas agronómicas por una concurrencia de factores, en cuyo primer lugar se encuentra el factor humano en campos, centros de investigación como los que procesan las "semillas inteligentes" y en fábricas concurrentes a la actividad común.
Hagamos votos para que la desesperanza nunca se apodere de los productores argentinos; para que prevalezca siempre en sus corazones el espíritu comunitario y de esfuerzo conjunto que reflejó de manera documentada el congreso.