Las elecciones primarias, una herramienta que puede mejorar el sistema electoral
A pesar de que debieron superarse situaciones adversas en la organización de los comicios de ayer y de que fueron insuficientes los esfuerzos institucionales de difusión, esta nueva instancia electoral que vivieron los argentinos puede ser valorada -a poco que en el futuro se la aplique sin desnaturalizaciones- como una instancia positiva, tendiente a favorecer la participación ciudadana.
La jornada de ayer marcó en el país el debut de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias que, antes que nada, seguramente trazarán una bisagra en la carrera electoral del corriente año para oficialistas y opositores. Ha existido coincidencia en que estos comicios no sólo pueden despejar incógnitas relacionadas a los cargos de mayor expectación -la presidencia, las representaciones legislativas y deliberativas, las gobernaciones e intendencias-, sino que podrán surgir de ellos cuestiones a tener muy en cuenta, como los segundos y terceros puestos en la carrera presidencial.
Los analistas señalaron que también será importante ponderar el porcentaje de votantes que hubo ayer, frente a una elección cuya intrínseca razón de ser -relacionada a las características eliminatorias que tienen las primarias- prácticamente no se cumplió o se cumplió sólo a medias, ya que la mayoría de los partidos anticipó la elección de sus distintos candidatos.
No obstante esa anticipación, es evidente que ayer se pusieron en experimentación nuevas reglas electorales, traducidas en las numerosas boletas que poblaron los cuartos oscuros y en la previsible complejidad del escrutinio. No se trató, desde luego, del inicio del recambio del sistema electoral que se viene pidiendo desde hace muchos años, en especial después de lo ocurrido en 2001 cuando el sistema representativo pareció colapsar, iniciándose a partir de allí un creciente reclamo para que se modernizara y oxigenara el sistema electoral con reformas de fondo.
No es ello lo que hoy se vio, pero, si bien con imperfecciones, se trató de un primer paso hacia la modernización del sistema.
Pese a que no se cumplieron algunas de las características distintivas de este tipo de elecciones -en especial aquellas relacionadas a la elección liminar de los candidatos que representarán a cada partido- es indiscutible que estas primarias fomentarán la participación cívica en el manejo de la cosa pública, buscando interesar a cada ciudadano para que asuma sus responsabilidades manteniéndose actualizado sobre las distintas propuestas.
Las dificultades surgidas en la campaña -como, por caso, en el reparto de boletas en nuestra provincia-, la insuficiencia de los recursos entregados a la Justicia electoral, las confusiones que se generaron durante el comicio, la falta de boletas denunciada por algunos partidos y la segura lentitud que caracterizó a los escrutinios en la mayoría de las jurisdicciones, fueron marcadas también como factores negativos, pero no pueden dejar de considerarse como resultantes circunstanciales de errores o imperfecciones que no deberían reiterarse en contiendas ulteriores.
Lo trascendente es, en cambio, que las primarias anticiparon un común anhelo de que se concreten reformas profundas en los sistemas electoral y participativo de nuestro país, cuya futura puesta en vigencia servirá para revitalizar el interés de los ciudadanos no sólo en los actos eleccionarios sino en el manejo de los asuntos públicos.