La viuda de Sandro: "No le debo explicaciones a nadie"
María Olga Garaventa, la viuda del inolvidable Sandro de América, está que trina. Es que algunos medios se hicieron eco de un rumor: que estaba de romance con un chofer de la remisería de su barrio.
La puerta de la casa de Sandro ya no luce las ofrendas de las "nenas". Sobre el portón del garaje cuelga una bandera argentina. Y adentro aún está Olga Garaventa (54), la viuda de Roberto Sánchez, a quien recientemente se la vinculó con un nuevo amor: ¿Cómo es esta historia? Sobre fines de la semana pasada se esparció un rumor según el cual Olga estaba "rehaciendo su vida" en compañía de un tal Carlos Rodríguez (50), su supuesto chofer, con quien compartirían extensos diálogos íntimos durante viajes. Pero la verdad, de boca de Olga, es otra.
En estos días hubo algunos rumores que la vinculan sentimentalmente con un chofer.
¡Y estoy indignada! Soy una mujer respetable y me siento muy mal por esto que me están haciendo. Me dan muchas ganas de llorar todo le tiempo.
Bueno, pero usted es la mujer de Sandro. Es de esperar que la gente hable...
Sí, me lo decía Roberto en los últimos tiempos: "Los medios son muy crueles, Alguita... Cuando yo no esté te van a hacer cosas. Vos cuidate". Ahora aseguran que estoy de novia con el remisero. ¡Pero... por favor!
¿Cómo es la verdadera historia?
La historia es que yo no sé manejar y necesito que alguien me lleve y me traiga para poder hacer mis cosas. Entonces uso una remisería. Además, todo el tiempo le mando documentación a mi abogado, a mi contador. Obviamente mecesito que la mensajería la haga gente de confianza.
¿Y Carlos Rodríguez es de confianza?
Roberto siempre me decía: "Tené cuidado; usá la remisería de confianza, no andes caminando, que la calle está difícil". Y este señor me ha llevado un montón de veces. Pero cuando no está me lleva cualquiera de los otros choferes.
Pero dicen que usted y Rodríguez hablan mucho...
¡Por supuesto que sí! A mí no me parece que esté bien subirse a un auto y ni hablarle al chofer, como si no fuera un ser humano. Por supuesto que conversamos.
El rumor también dice que usted le dio a este hombre unos 20 mil pesos para cambiar el auto.
¡Ay, pero... por favor! Yo no le di plata a nadie. Tenog la conciencia limpia y no le debo explicaciones a nadie. Perdimos todos los valores, perdimos todo... ¡y extraño tanto a Roberto!