La virgen que llora sangre
Una mujer de Avellaneda sostiene que la imagen que tiene en su casa de la virgen de San Nicolás llora sangre. Además dice haber sido testigo de otros fenómenos sobrenaturales.
Una mujer asegura que la imagen de la virgen del Rosario de San Nicolás con el niño Jesús en brazos llora sangre. El misterioso hecho se produjo ayer por la tarde, en su casa en la ciudad de Avellaneda.
Marta Rosenberg, una psicóloga de 58 años de edad, dice que no es la primera vez que un hecho de éstas características le ocurre. Sostiene que en otra oportunidad, hace aproximadamente dos meses, la misma figura de la virgen ya había derramados lágrimas de sangre.
Primero, las lágrimas corrieron por el rostro de la virgen, que le fue obsequiada hace cinco años, procedente de San Nicolás, a las tres horas, las lágrimas de sangre comenzaron a brotar del pequeño rostro del niño Jesús.
Marta es de origen judío y decidió convertirse al cristianismo "por una razón que no supo explicar". Desde hace once años sufre extraños fenómenos, la primera vez, un cuadro de Jesucristo que tenía en su consultorio comenzó a derramar lágrimas.
Más adelante, fue ella quien le puso el cuerpo a los fenómenos, cuando comenzó a experimentar estigmas y a recibir mensajes de Dios.
Marta Rosenberg, una psicóloga de 58 años de edad, dice que no es la primera vez que un hecho de éstas características le ocurre. Sostiene que en otra oportunidad, hace aproximadamente dos meses, la misma figura de la virgen ya había derramados lágrimas de sangre.
Primero, las lágrimas corrieron por el rostro de la virgen, que le fue obsequiada hace cinco años, procedente de San Nicolás, a las tres horas, las lágrimas de sangre comenzaron a brotar del pequeño rostro del niño Jesús.
Marta es de origen judío y decidió convertirse al cristianismo "por una razón que no supo explicar". Desde hace once años sufre extraños fenómenos, la primera vez, un cuadro de Jesucristo que tenía en su consultorio comenzó a derramar lágrimas.
Más adelante, fue ella quien le puso el cuerpo a los fenómenos, cuando comenzó a experimentar estigmas y a recibir mensajes de Dios.