La vida ante el riesgo sísmico
El Inpres es un modelo en estudios e investigaciones aplicadas a la sismología e ingeniería sismorresistente.
Se conmemora hoy el "Día Nacional de la Prevención Sísmica'', una fecha en que San Juan marca un punto de inflexión en una materia prácticamente desconocida en cuanto a normas obligatorias de construcción sismorresistentes, hasta el terremoto que asoló esta tierra el 15 de enero de 1944.
La tragedia marcó un antes y un después en la prevención del riesgo sísmico porque obligó a elaborar exigencias reglamentarias para las obras civiles en base a investigaciones y estudios científicos que garantizaran el menor daño posible a personas y sus pertenencias a partir de edificios que no colapsaran como consecuencia de un movimiento telúrico de gran magnitud.
La dolorosa experiencia del mayor terremoto de nuestra historia llevó a implementar toda una política de Estado en sismicidad, que al cabo de más de medio siglo ha desarrollado estructuras operativas que se han proyectado al mundo, en particular en América latina. El prestigio alcanzado por el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), creado el 8 de mayo de 1972 como ente autárquico en el ámbito de Obras Públicas del Poder Ejecutivo nacional, tiene una trayectoria con méritos incuestionables fieles a los dictados de la Ley 19.616, que le dio su origen para llevar adelante la Política Nacional de Prevención Sísmica.
La ingeniería sismorresistente que nació en la Argentina después del terremoto de 1944 con el Concar, el ex Consejo Nacional de Construcciones Antisísmicas y de Reconstrucción de San Juan, basamento del Inpres, no sólo asegura la continuidad de la policía de edificaciones en regiones sísmicas sino que participa en la validación de seguridad de grandes obras de infraestructura como centrales nucleares, presas hidroenergéticas y estructuras complejas que requieren de un planeamiento minucioso dentro de los parámetros de estabilidad.
Pero también el Inpres tiene a su cargo campañas para crear conciencia en la sociedad acerca de la forma de actuar ante un terremoto y asesora a organismos públicos y privados en materiales y desarrollos inherentes a la construcción. Y es un informante inmediato y preciso de acontecimientos telúricos que se producen en nuestro país y en el mundo.
Las 41 estaciones sismológicas distribuidas en el territorio nacional y los 120 acelerógrafos ubicados en función del comportamiento sísmico de zonas más activas, permiten registrar y medir las aceleraciones de los terremotos y determinar las fuerzas actuantes que afectan a las obras donde se desarrolla la actividad humana. Para la prensa, el Inpres es una fuente insustituible.
La tragedia marcó un antes y un después en la prevención del riesgo sísmico porque obligó a elaborar exigencias reglamentarias para las obras civiles en base a investigaciones y estudios científicos que garantizaran el menor daño posible a personas y sus pertenencias a partir de edificios que no colapsaran como consecuencia de un movimiento telúrico de gran magnitud.
La dolorosa experiencia del mayor terremoto de nuestra historia llevó a implementar toda una política de Estado en sismicidad, que al cabo de más de medio siglo ha desarrollado estructuras operativas que se han proyectado al mundo, en particular en América latina. El prestigio alcanzado por el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), creado el 8 de mayo de 1972 como ente autárquico en el ámbito de Obras Públicas del Poder Ejecutivo nacional, tiene una trayectoria con méritos incuestionables fieles a los dictados de la Ley 19.616, que le dio su origen para llevar adelante la Política Nacional de Prevención Sísmica.
La ingeniería sismorresistente que nació en la Argentina después del terremoto de 1944 con el Concar, el ex Consejo Nacional de Construcciones Antisísmicas y de Reconstrucción de San Juan, basamento del Inpres, no sólo asegura la continuidad de la policía de edificaciones en regiones sísmicas sino que participa en la validación de seguridad de grandes obras de infraestructura como centrales nucleares, presas hidroenergéticas y estructuras complejas que requieren de un planeamiento minucioso dentro de los parámetros de estabilidad.
Pero también el Inpres tiene a su cargo campañas para crear conciencia en la sociedad acerca de la forma de actuar ante un terremoto y asesora a organismos públicos y privados en materiales y desarrollos inherentes a la construcción. Y es un informante inmediato y preciso de acontecimientos telúricos que se producen en nuestro país y en el mundo.
Las 41 estaciones sismológicas distribuidas en el territorio nacional y los 120 acelerógrafos ubicados en función del comportamiento sísmico de zonas más activas, permiten registrar y medir las aceleraciones de los terremotos y determinar las fuerzas actuantes que afectan a las obras donde se desarrolla la actividad humana. Para la prensa, el Inpres es una fuente insustituible.