La verdad sobre el espíritu diabólico de "Charlie Charlie"
La invocación de un espíritu maligno se ha transformado en una gran atracción para los adolescentes y despierta temores infundados entre los adultos.
Es un juego que tiene por fin invocar a un espíritu para solicitarle respuestas a preguntas que se le van formulando. A tal efecto, se utilizan dos lápices que se colocan uno sobre otro formando una cruz y, de esta forma, se ubican en el centro de una hoja de papel en cuyos ángulos superiores e inferiores se encuentran escritas y repetidas las palabras SI y NO.
Una vez que se ha improvisado este "preguntómetro fantasmal", sólo resta iniciar la consulta al espíritu de "Charlie Charlie" y aguardar la respuesta. Si el lápiz que se encuentra en equilibrio gira hacia uno de los ángulos, se supone que es señal de su presencia.
Este pícaro juego se ha extendido rápidamente y nadie quiere ser menos a la hora de subir un video que demuestre su contacto con la supuesta entidad sobrenatural. La abrumadora cantidad de visitas en cada uno de ellos, prácticamente lo ha transformado en una especie de competencia aterradora y divertida a nivel internacional.
No todos lo toman muy en serio y lo bien que hacen, pero la difusión masiva sembró ciertas dudas y una alarma innecesaria entre algunas autoridades religiosas.
Modelo de esta ridícula exageración fue el Pde. Stephen McCarthy, sacerdote del SS. Neumann & Goretti Catholic High School, en Filadelfia (EE.UU.), quien dirigió una carta abierta al alumnado en los siguientes términos: "Hay un juego peligroso dando vueltas en las redes sociales que alienta abiertamente a los jóvenes impresionables a convocar a los demonios. Quiero recordarles a todos que no existe tal cosa de 'jugar inocentemente con los demonios'. Por favor, asegúrense de NO participar y animar a otros para evitar de este modo la participación. El problema de abrirse a la actividad demoníaca es que se abre una ventana de posibilidades que no se cierra fácilmente." [The Independent y Huffington Post, 26-05-2015]
Tampoco ha faltado algún parapsicólogo oportunista que, sumando confusión y elaborando teorías igualmente descabelladas, "prendió el ventilador" y aprovechó fraudulentamente el fenómeno social de "Carlitos" para llevar agua a su molino (de viento).
Es evidente que no existe actividad paranormal ni demoníaca, y simplemente con una leve exhalación de aire se consigue el movimiento del lápiz en equilibrio. Es un viejo recurso que ya he explicado en una nota anterior pero, en esa oportunidad, en boca de un verdadero profesional del soplido.
También cabe señalar que existe otra versión de este juego con seis lápices que forman un rectángulo. Se necesitan dos participantes y cada uno toma con la punta de sus dedos tres lápices formando una "U" que se unirá a la del compañero para completar la figura geométrica. Se inicia el juego con la invocación de Charlie Charlie y, eventualmente, se obtienen respuestas positivas o negativas de acuerdo al movimiento hacia adentro o hacia fuera de los lápices.
Dicho efecto tampoco se produce por fuerzas parapsicológicas o diabólicas. La explicación es exactamente la misma que rige para el "juego de la copa" o "tablero Ouija" y que también he señalado en otro artículo. Bien puede haber una acción deliberada por parte de uno o ambos jugadores presionando hacia un lado u otro los lápices, o por un efecto ideomotor o involuntario por los que se activan mínimos e imperceptibles movimientos musculares.
Por lo tanto, todos aquellos que insisten con explicaciones sobrenaturales y temores infundados, no hacen más que fomentar el pensamiento mágico-religioso de los jóvenes y cosecharán lo que siembran.