La TV y la Cenicienta
*Por Luis Rivera. Hace mucho tiempo atrás, un joven entusiasta por saber de la Historia conversaba con su abuelo para que le contara mucho de lo que había vivido, entre lo que se destacaba la lucha por la República en España.
Hace mucho tiempo atrás, un joven entusiasta por saber de la Historia conversaba con su abuelo para que le contara mucho de lo que había vivido, entre lo que se destacaba la lucha por la República en España y los duros años del franquismo, la irrupción del peronismo en la Argentina y la fallida experiencia de los falazmente llamados democráticos que se embanderaban detrás de los golpes de Estado.
El hombre, sabio por naturaleza y también por el peso de los años ya pisados sobre la Tierra, contaba que para saber esas cosas era necesario leer ("todo lo que puedas", afirmaba) y también saber escuchar.
Y dejaba con tono de sentencia una frase que siempre quedó en el recuerdo de aquel joven, hoy ya un hombre maduro: "Nunca quieras vivir la vida de otro, es mejor experimentar con la tuya".
Esa frase volvió a repiquetear insistentemente durante el fin de semana con lo que los medios de comunicación replicaron una y otra vez sobre el famoso casamiento de Luisana Lopilato y el cantante Michael Bublé.
Casi en cadena, los canales de noticias organizaron guardias permanentes frente a la casa de la actriz, frente al Registro Civil donde se casaría la feliz parejita y, un día más tarde, frente a la entrada de la estancia donde se realizaría la magnífica fiesta de la boda.
Todo adornado con preguntas muy interesantes a transeúntes que por allí pasaban como "¿Venís a ver a los novios?".
Sin entrar a juzgar a quienes gustan de este tipo de coberturas, quedan en claro algunas cuestiones:
1) No pasa en el país nada grave como para que la televisión argentina destine grandes segmentos de sus programaciones a un casamiento que no será de los inolvidables por cierto.
2) Los lugares comunes se agigantan en el periodismo argentino, convirtiendo casi en chimenteros a los cronistas que se suponían más serios. Ergo, no habría que ser tan críticos con los reales chimenteros.
3) La farándula autóctona anda medio floja de figuras si la "estrella" es esta cuasi adolescente que se enamora de un millonario extranjero y cumple su sueño casi cual cenicienta
4) Hay veces en que la TV se convierte en el arte de llenar espacios a como dé.
Hubo perlas de todo tipo, pero basta repasar el momento en que una chica, anónima por completo, pasó frente a las cámaras de todos los canales de TV explicando cómo se había hecho con el ramo que Lopilato había tirado al aire a la salida del Civil.
Se supo así que la joven en cuestión era una cholula que había pasado simplemente para ver a los novios y que de casualidad se encontró en el lugar justo, en el momento indicado, para que el ramo de flores fuera a parar a sus manos. Dice la tradición que será ella la próxima en casarse, aunque seguramente no tendrá la suerte de un novio millonario y todas las cámaras de TV detrás de sí durante horas y horas.