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La tristeza de Juan Carlos Calabró

Iliana se refugia de los periodistas, Marina enfreta a las cámaras y Juan Carlos enfrenta el peor momento de su familia.

Por Karina Iavicoli
@karinaiavicoli


6:15 de la mañana, barrio de Palermo, sale corriendo una mujer joven, con anteojos gigantes, pañuelo y sombrero, corre y se mete en otro edificio a metros de su casa para ver a su padre...

La mujer era Iliana, y su padre, el querido Juan Carlos Calabró, que sigue recuperándose de sus problemas de salud y tratando de reponerse a toda costa de este tsunami que sacude a su familia.

El cómico se siente mal, es lógico, la historia familiar que construyó durante tantos años se cayó en tan solo 24hs. Los vecinos del barrio cuentan que don Calabro lloró, que está amargado, y que si su yerno, Fabian Rossi, tiene que explicar tanto de que trabaja es para sospechar...

Por otro lado, Marina Calabró cumple un rol doble: por un lado defender sus lazos familiares, y por otro lado informar y exponerse a horas y horas en los estudios de televisión donde es la protagonista excluyente de esta especie de reality.

Nadie hubiera imaginado que los Calabró pudieran estar expuestos de esta manera. Iliana, que es la reina de la alegría, escondida detrás de sus gafas y ocultándose de los periodistas que queremos saber si Rossi es el bueno padre de los chiquilines o un avezado hombre de negocios ocultos; Marina que se acuerda que lo conoce desde que es una niña y lo quiere como al hermano mayor que no tuvo; y Juan Carlos Calabró, recluido con su amada Coca pensando ¿que pasó?, ¿por qué? y ¿hasta cuándo durará? Todas las respuestas están dentro de su familia.