La transparencia es lo de menos
Ni el Poder Ejecutivo ni el Congreso Nacional, inmersos en intenso proselitismo, se preocupan por dictar normas que garanticen la transparencia en el próximo proceso electoral.
Llevamos casi 30 años de democracia, uno de cuyos más sólidos fundamentos es el ejercicio por el pueblo de su derecho de elegir en libertad a sus autoridades, sin condicionamientos que vulneren la ética republicana.
Sin embargo, a poco más de cinco meses de la concurrencia a las urnas para designar –en elecciones primarias, abiertas y simultáneas– a los candidatos a autoridades nacionales de los distintos partidos, aún se carece de reglas claras y precisas para ese acto electoral.
Una dramática advertencia en tal sentido fue efectuada a principios de esta semana por los tres integrantes de la Cámara Nacional Electoral, quienes anticiparon que, de no corregirse esa inconcebible ausencia normativa, "podría haber complicaciones a la hora del escrutinio, sobre todo en las primarias del 14 de agosto próximo".
Es verdad que incluso en los países de arraigada tradición democrática suelen producirse modificaciones en sus regímenes electorales, pero siempre tienden a fortalecer la conciencia cívica del electorado. Nada de esto se está dando en la política nacional. Por ejemplo, el turbulento escrutinio de las elecciones de Chubut induce a atribuirlo a una deficiente formación de las autoridades de mesa así como a turbios procedimientos que transforman a las urnas en campos de batalla de los partidos en pugna.
La ausencia más preocupante para los camaristas es que aún no se dictaron normas que son esenciales para organizar las primarias generales y obligatorias, pues, como remarcaron, no se sabe qué presupuesto tendrá cada partido ni cómo se distribuirá el dinero entre cada línea interna; mucho menos cómo rendirán cuentas o cuáles son los topes de gastos.
El ciudadano tendrá frente a sí innumerables boletas, una por cada línea de cada partido que le propone nueve categorías de candidatos (desde presidente de la Nación a, por caso, consejero escolar en la provincia de Buenos Aires). "Además, como todos los partidos y las líneas internas estarán mezclados en las mismas mesas y, además, se puede cortar boleta; será difícil rearmar el rompecabezas", explicaron los magistrados.
En el tradicional contexto de la política nacional, es natural que hoy exista preocupación y que mañana surjan sospechas. "El proceso electoral en marcha –explicaron los miembros de la Cámara Nacional Electoral– es muy complejo y sofisticado. Estamos muy preocupados, porque el Congreso y el Poder Ejecutivo están en mora y no dictan algunas normas. El resultado de la elección, esta vez, no se conocerá en una o dos horas. Ahora, si por cada error se habla de fraude, estamos perdidos. Estamos frente a un proceso que requiere que el Ejecutivo y el Congreso brinden algunas respuestas", insistieron.
¿Es que no puede haber normalidad y siempre las denuncias, impugnaciones y denuestos serán el correlato inevitable de cada votación?