La trama de una reelección
* Por Mario Serrafero. Parecería que la Argentina es impredecible y que los escenarios políticos pueden variar de repente. Los resultados de encuestas electorales nos informan sobre lo que ocurre respecto de una opinión pública que es volátil y muy sensible frente a hechos imprevistos, como fue, por ejemplo, el fallecimiento de Néstor Kirchner.
En definitiva, hasta poco tiempo antes de los comicios podría haber corrimientos electorales. Ante tal perspectiva, es casi un juego imaginar los futuros posibles en el mediano plazo. Propongo en estas líneas una reflexión que se despega de la coyuntura de cada día y especula sobre la experiencia y la teoría existente en torno a la reelección presidencial, desde un enfoque de ciencia política; radiografía de lo que podría no ocurrir nunca, es cierto, pero también camino posible entre los diferentes senderos que se bifurcan.
La muerte de Kirchner despejó la acotada incertidumbre de quién sería el candidato a la presidencia por el kirchnerismo. Si Cristina decide ser candidata, podría ganar o perder: no hay otras alternativas. ¿Cuándo fracasa un presidente que busca su reelección? La literatura y la experiencia nos dicen que el fracaso tendrá que ver con una gestión percibida como muy deficiente, un fuerte deseo de cambio o situaciones de contexto que requieran otro tipo de liderazgos.
La aspiración a la reelección inmediata conlleva una serie de ventajas para el ocupante del cargo; entre otras: a) el reconocimiento o visibilidad pública que tiene el presidente; b) el acceso a los recursos y las fuentes de financiamiento que provienen del Gobierno; c) la exposición continua ante los medios de comunicación masiva; d) el partido en el poder, a disposición de la reelección; e) el control y la manipulación de la economía en orden a los réditos electorales; f) las posibilidades que emergen del despliegue de las relaciones públicas que establece la presidencia con los sectores públicos y privados del país y del extranjero.
En la mayoría de los casos, en los Estados Unidos los presidentes que buscan su reelección inmediata triunfan. De los 18 casos existentes en el siglo XX, en 13 oportunidades obtuvieron la victoria electoral. Cinco presidentes perdieron su reelección en el siglo pasado: William Taft, Herbert Hoover, Gerald Ford, Jimmy Carter y George H. Bush. La pérdida de popularidad, hacia el final de la gestión, fue un factor que eclipsó a ciertos presidentes. Ford se vio dañado por el perdón que diera a Nixon en relación al caso Watergate; Carter se vio debilitado por la persistencia de la inflación y la crisis de los rehenes en Irán, y Bush no pudo superar la imagen de una economía que no lograba recuperarse de la recesión, a pesar de los signos de reactivación que aparecieron hacia el tramo final de su gobierno.
La reelección inmediata, en América latina, es todavía más contundente. Lograron el triunfo Fernando Henrique Cardoso, Carlos Menem, Alberto Fujimori, Luis Lula, Leonel Fernández, Alvaro Uribe, Rafael Correa, Hugo Chávez y Evo Morales. Diferente fue la competencia en contextos de reelección no inmediata. En esa instancia, un número importante de ex mandatarios triunfaron, pero también algunos perdieron (por ejemplo, en 2010, Luis A. Lacalle y Eduardo Frei).
El éxito de un presidente que es reelegido se debe, por lo general, a varias circunstancias combinadas: a) el mandatario realiza, al menos, un gestión discreta y mantiene su popularidad con altos índices de apoyo; b) no existe un candidato opositor que logre convencer a la gente de su superioridad o conveniencia en relación con quien ya es presidente; c) una época de incertidumbre o intranquilidad puede favorecer al mandatario en el poder, salvo que se imponga la visión de la absoluta necesidad de un cambio drástico; d) una inercia residual de la gente ante lo desconocido, y e) los mayores recursos y resortes que maneja el presidente y que se ponen en juego durante el primer turno y, específicamente, hacia el final y durante la campaña electoral. Cometer errores groseros en el último tramo de gestión, como se dijo, puede frustrar la reelección.
La experiencia indica que los presidentes que ganan su reelección suelen obtener un mejor resultado que la primera vez y la oposición se distancia, electoralmente, aún más del presidente reelecto. Volviendo a la Argentina, si el kirchnerismo triunfara en 2011, podría renacer con singular fuerza y recuperar el terreno perdido en el campo legislativo tras los resultados electorales de 2009. Tendrían, probablemente, un Congreso más favorable. Pero el comienzo del segundo mandato es también el inicio progresivo de un prematuro desgaste: el llamado lame duck . Y como las elecciones intermedias de un segundo turno en la presidencia suelen conllevar una alta probabilidad de pérdida de bancas para el oficialismo, el mejor momento de una eventual nuevo mandato de Cristina Kirchner sería en 2012. En este probable escenario, el oficialismo se enfrentaría con un dilema: institucionalizar definitivamente el espacio kirchnerista con el fin de buscar un sucesor a Cristina Kirchner -pues no podría acceder a otro mandato-, o bien buscar una reforma constitucional que le permita la continuidad en el cargo. Asimismo, ciertos sectores del peronismo no estarían interesados ni en lo uno ni en lo otro, y algunos dirigentes partidarios del peronismo estarían buscando su oportunidad para acceder a la primera magistratura.
El otro camino posible es el triunfo de la oposición en 2011. Se verá si puede superar el cimbronazo que le ocasionó el fallecimiento de Kirchner y si en los próximos meses el escaparate público la muestra un poco más cohesionada. Para ganar, debería convencer a la ciudadanía de que es portadora de un proyecto superador de la actual gestión gubernamental, de que no es una mera "coalición negativa" y de que será capaz de mantener la gobernabilidad sin desintegrarse en el intento.
Todas estas son sólo probabilidades trazadas a la luz de lo investigado en torno a las reelecciones presidenciales, sus escenarios políticos e institucionales. La dinámica política definirá el panorama concreto y los meses que vienen, seguramente, prefigurarán la Argentina de los próximos años.
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El autor es investigador del Conicet. Escribió el libro Reelección y sucesión presidencial