La tentación del "vamos por todo"
Avalado por su rotundo triunfo electoral, y consecuente con la bravuconada del "vamos por todo" , uno de sus tantos himnos de batalla, el kirchnerismo se apresta a tomar el control total del Congreso , sin cederle a la oposición la presidencia de ninguna de las comisiones parlamentarias.
En lo formal, poco hay que reprocharle: con los votos sobre la mesa no estaría haciendo nada que contraríe las reglas del reparto parlamentario. Podría decirse, en cambio, que de ese modo hieren el espíritu de "generosidad" en la victoria, como reclamó la propia Presidenta la noche de su reelección.
En ese sentido, son llamativos los rumores que señalan al diputado Andrés Cuervo Larroque, uno de los referentes de La Cámpora, como el posible titular de la Comisión de Libertad de Expresión, habida cuenta de que las grandes movidas y operaciones contra los medios no afines a la prédica oficial fueron fogoneadas por esta agrupación que hizo de un dirigente de escasa relevancia, y desconocido pensamiento político, el símbolo de una época de doloroso final para los argentinos.
Como si quisieran reivindicar algo o a alguien más que al austero y leal Héctor J. Cámpora, inspirador de la corriente.
El kirchnerismo tiene ante sí una oportunidad histórica como es la de la consolidación i nstitucional prometida por Cristina en su primer mandato y aún inconclusa. Etapa que debería incluir la aceptación de las diferencias, la búsqueda de consensos y el acatamiento de las reglas del juego republicano.
Pero también carga con grandes desafíos . No ha de ser nada fácil leer serenamente la realidad con tantos votos a favor . Una tentación para cualquiera.
Por empezar, muchos de quienes votaron al oficialismo por las apariencias de una economía estable son los mismos que hoy compran dólares a diario por si el "modelo" no es el que dicen que es . Más allá de la coyuntura cambiaria, la clave del kirchnerismo será comprender que la sociedad lo votó en masa por sus aciertos , que fueron muchos y concretos, y no por sus errores , también notorios. La idea de que el 54% equivale a tener "carta blanca" para el "vamos por todo" puede encerrar en sí misma un grosero error político. Y el germen de una nueva desilusión argentina.