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La suma de todos los miedos - El horror de Lincoln y otros horrores

Ahora, todos entretenidos con la disputa entre Ricardo Darín y la Presidente, pero algo extraño -propio de una novela de Stephen King- ocurre en el pueblo Lincoln y nadie se pregunta si puede evitarse la aparición de un nuevo psicópata.

Por Jorge D. Boimvaser

@boimvaser

info@boimvaser.com.ar

 

Los crímenes espeluznantes en un pueblo siempre tranquilo como Lincoln no son casualidades, pero el Estado argentino carece de infraestructura como para investigar qué puede estar ocurriendo como para que de la noche a la mañana aparezcan un par de psicópatas y conmuevan a todo el país con su demencia a toda prueba. Es que si estamos durmiendo con el enemigo, ¿Cómo saberlo antes que sea tarde? O mejor dicho: ¿pueden prevenirse casos aberrantes como los sucedidos recientemente en ese pueblo de 30.000 habitantes?

Recorrimos todo archivo disponible y hallamos quizás un rastro que vale la pena relatar. Hace unos pocos años, una tranquila comunidad en Gales –Reino Unido de Gran Bretaña- se vio alterada aparentemente sin motivo alguno y muchos de sus habitantes se volvieron agresivos, hostiles, hubo conatos de violencia nunca vistos antes aunque nadie llegó a cometer atrocidades como las de Lincoln.

En Gales se dijo que el bosque cercano, lugar de esparcimiento natural, se había embrujado de repente. Que se oían llantos de niños que se suponían muertos y cosas por el estilo. Se habló concretamente de actividad paranormal e influenciados por un film británico de 1960, "El pueblo de los malditos", los galeses de esa comunidad referían a la presencias de E.T y otros mitos rurales por el estilo. Para colmo, en 1995 el director John Carpenter dirigió la remake de esa peli y su actor elegido para el papel principal –Christopher Reeve-  se accidentó tiempo más tarde al caerse de un caballo quedando tullido el resto de su vida hasta morir. Ese incidente aumentó los rumores de "pueblo maldito". Pero los testimonios se recogían de gente intelectual y psíquicamente confiables, por lo que Londres envió un grupo de científicos –estilo los "cazafantasmas"-  con tecnología de última generación para investigar lo que ocurría.

Las conclusiones de los pesquisas fueron interesantes y ayudaron a poner algo de calma en la población. Los llantos de niños en desgracia escuchados en el "bosque embrujado" no eran más que sonidos de lobos marinos de una costa muy lejana, pero impulsados por el viento sus ondas eléctricas llegaban hasta ese lugar y producían los fantasmales ruidos que se multiplican en toda espesura de vegetación.

Todo tuvo su explicación científica, y hasta la conducta irritable de los pobladores no era causa ni de OVNIS ni de otra secuencia desconocida. Aunque los informes fueron amplios y no vale la pena darlos en detalle, hay un solo elemento que puede llegar a ser vinculante con el caso de Lincoln.

Los científicos detectaron que en esa población el nivel de infrasonidos se había alterado desmedidamente a consecuencia de cambios atmosféricos y climáticos,  y dijeron categóricamente que la existencia de ese fenómeno fue el motivo que alteraba gravemente la conducta de las personas.

Un infrasonido es una onda acústica u onda sonora cuya frecuencia está por debajo del espectro audible del oído humano. Se sabe que los elefantes se comunican a grandes distancias por medio del infrasonido, lo que antes no se había detectado era que el aumento de esas vibraciones imperceptibles al oído humano pueden generar graves y bruscos cambios y desajustes psíquicos en las personas. Lamentablemente no detectamos registros de cómo se trabajó comunitariamente en la pequeña localidad galesa para contrarrestar la influencia nefasta de los infrasonidos en la conducta humana.

El caso del pueblo Lincoln no puede desasociarse con otras conductas socialmente preocupantes y graves que ocurren en la Argentina.

Por ejemplo, que el odontólogo Barreda ya cumplida su condena salga de vacaciones y mucha gente le pida autógrafos y se fotografié con él es para estudiar científicamente, no puede dejarse pasar por alto la conducta de gente (mucha más de lo que se piensa) que lo elige como un paradigma social.

Pero el ejemplo del "señor conchita" no es el único. Psicópatas violadores y asesinos reciben propuestas afectivas de mujeres que le escriben a las prisiones, según revelaron a DarioVeloz.com fuentes del Servicio Penitenciario.

Fabián Tablado tenía 19 años cuando asesinó de 113 puñaladas a su novia Carolina Alo,  en un acto demencial que le llevó incluso a buscar un cuchillo nuevo en la cocina porqué el original se le había roto en pleno crimen y se supone con su novia ya muerta.

Tablado tuvo –estando detenido-  propuestas varias de jovencitas que lo veían como un hombre ideal. Concretó una de esas relaciones y después vino lo que se suponía, la chica lo denunció por amenazas de violencia de género.

Eduardo Vázquez, ex baterista de "Callejeros"  condenado por el homicidio agravado de su esposa Wanda Taddei, es hoy uno de los nuevos y extraños casos de "sex symbol" que recibe correspondencia de otras mujeres que intentan ser parte de su vida.

Ejemplos de este tipo hay demasiados, muchos como para señalar y demasiado insalubre para hacerlo.

Simplemente es el diagnóstico precoz que en la sociedad argentina habita algún germen malicioso y anormal que va más allá de la posible influencia del infrasonido en el comportamiento de las personas.

No somos sociólogos para tratar el tema, pero no hace falta ser un experto para darse cuenta que los psicópatas criminales como los aparecidos en Lincoln están al acecho y nadie hace nada al menos para estudiar si hay forma de prevenir futuras desgracias.

Aterra pensar que mientras vos estás leyendo este informe, Ramón Cuello puede estar en su celda leyendo correspondencia de mujeres que se enamoraron de él después de su horrendo asesinato en Lincoln.

Un miedo trae otro, y todos ellos son la suma de todos los miedos.