La suerte de Racing: no puede celebrar tranquilo el descenso de Independiente
Sin presidente ni vice, la Academia pena en el fondo de la tabla y el fantasma de la quiebra vuelve a acechar.
Para ser dirigente de un club hay que ser capaz, saber manejarse en la política, poder convivir con la oposición y, principalmente, dejar el hincha a un costado. Bueno, nada de todo eso supo hacer la actual - ex comisión directiva de Racing.
La dupla Cogorno - Molina se aprovechó del dolor del hincha, que esperó 30 años para vengarse de Independiente. Animaron las cargadas y alentaron la violencia, mientras ocultaban que la relación entre la misma cúpula dirigencial iba de mal en peor.
"Cuando le deseás el mal a alguien, la terminás pagando", apuntó Montenegro hace poco. Y tiene razón. Las luces apagadas, la marcha fúnebre y los ataúdes con los que arrancaron el campeonato los hinchas (y que los dirigentes fueron cómplices y orquestadores) se les vino en contra y, a la distancia, se lo puede tomar como una premonición de la vida política del por entonces presidente y el vice.
Con las renuncias de ambos se ¿cierra? un ciclo de despropósito e irresponsabilidad dirigencial y, por el bien de Racing, espero que sea el puntapié inicial para que el club sea por y para los hinchas, pero manejado por dirigentes y no barras bravas.
Independiente estuvo 30 años mofándose del descenso de Racing. Los hinchas de la Academia esperaron casi una eternidad para tomarse revancha pero, fiel a las desgracias que los persiguen, parece que ni eso pueden disfrutar.
No vaya a ser que el fantasma de los videos sea el de 1999 y que, después del Mundial, vuelva el clásico de Avellaneda, pero en la B Nacional.