La sombra del Cóndor y la relación con los EE.UU.

La cita, que convoca anualmente a la dirigencia política, empresaria y diplomática, tiene lugar en la residencia del embajador estadounidense, una soberbia mansión conocida como el Palacio Bosch. La recepción será reemplazada por un cóctel de la de la Cámara de Comercio argentino-americana en un hotel de Puerto Madero. Esta determinación del gobierno de EE.UU. indica la decisión diplomática de mantener un muy bajo perfil luego de los públicos encontronazos con el gobierno de Cristina Kirchner, desde que Obama no incluyó a Buenos Aires en su gira regional . El desaire provocó una fuerte reacción oficial que incluyó el incidente con el avión militar de EE.UU. en el que el canciller Héctor Timerman intervino personalmente abriendo el equipaje de los oficiales extranjeros . Hasta Obama pidió que el material secuestrado le fuera devuelto.

El viernes, mientras presenciaba el lanzamiento del satélite argentino, la Presidenta aludió con ironía al proyecto Cóndor, un vector que fue desarrollado en Falda del Carmen, Córdoba, en combinación con Egipto e Irak, y financiamiento saudita . La alusión de Cristina, mientras el cohete de la NASA llevaba al espacio al satélite argentino, una muestra del desarrollo tecnológico nacional, no fue inocente. Fue EE.UU. quien más enérgicamente presionó durante el gobierno de Menem para terminar con el Cóndor. Y lo logró: Cavallo y Guido Di Tella, cancilleres sucesivos en ese tiempo, empujaron el desmantelamiento que fue concretándose en etapas. Un asesor de Di Tella, hoy entusiasta propagandista K, daba letra para abortar el proyecto de autonomía tecnológica.

A pesar de la adhesión argentina al MTCR (Missile Technology Control Regime), que vigila que la producción de misiles no florezca por doquier, la sospecha de EE.UU. de que el proyecto pueda ser reflotado no se disipó . Varias veces preguntó sobre las actividades de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), que funciona en Falda del Carmen, y sobre el programa Tronador que dirige Conrado Varoto, uno de los padres del satélite lanzado el viernes. Los cables de la Embajada americana, difundidos por WikiLeaks, muestran esa preocupación, que finalmente parece haber cedido. Varoto consiguió darle a Washington garantías y obtuvo el apoyo de la Casa Rosada . Antes había habido un choque entre De Vido con el anterior canciller Taiana por el programa. El ministro de Planificación (y Nilda Garré, que estaba entonces en Defensa), pretendió volver a producir vectores militares. La alusión de Cristina al proyecto Cóndor, ahora, pareció un recuerdo melancólico y una ironía por lo que se perdió y que hoy resulta políticamente inconveniente recuperar.