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La sintonía fina aplicada a la sucesión

Scioli sufre por estos días la presión financiera y política de la Casa Rosada, que amenaza su futuro. Decidió construir su propia estructura y el peronismo disidente mendocino ya está atento.

La política argentina, tan acostumbrada a vivir vertiginosamente, tiene por delante tres largos años de dificultosas batallas por el 2015, que se pueden estimar que serán más cruentas mientras más se complique la situación económica del país.
 
Basta ver el calvario por el que atraviesa por estos días el gobierno de Daniel Scioli, el oficialista mejor posicionado para encabezar el post-kirchnerismo, para comprender que la pelea por la sucesión de Cristina Kirchner ya está lanzada y que el factor plata es la más poderosa herramienta que tiene el Gobierno central para manejar los tiempos.

Como la época de las vacas gordas ya fue reemplazada por la de la sintonía fina -los ajustes-, la distribución de los ingresos será celosamente custodiada por los halcones de la Casa Rosada.

Ni siquiera los mandatarios que mejor le caen a la Presidente, como el entrerriano Sergio Urribarri o el mendocino Francisco Pérez, pueden dormir tranquilos esperando alguna ayuda adicional del Gobierno central. Y eso que son verdaderos soldados del "proyecto".

Entre Ríos tiene serios problemas para pagar sueldos y Mendoza busca por estas horas financiamiento externo para hacer frente al próximo semestre.

El Banco Nación, del que Pérez esperaba asistencia por 400 millones de pesos, sólo le prestó la mitad de ese importe. El tucumano José Alperovich se queja porque los fondos de la coparticipación federal de impuestos han caído porcentualmente -si se compara con los primeros meses de 2011- y muchas provincias no tienen espaldas para hacer frente al aguinaldo de junio.

Scioli vive por estas horas su momento más difícil al frente de la principal provincia del país. Debió sacar por decreto un revalúo fiscal de las propiedades rurales, que tuvo que negociar a cara de perro con la Nación ya que ambas administraciones recaudarán más impuestos, lo que lo enfrentó fuertemente con los sectores del campo, que resisten la medida.

El bonaerense, quien tiene una enorme presión interna del "cristinismo" comandado por el vicegobernador Gabriel Mariotto, necesita fondos de la Nación para paliar el enorme déficit de la provincia, por lo que no tiene más remedio que obedecer algunas instrucciones que no hacen más que minar su futuro como potencial candidato presidencial (ambición que reconoció públicamente tener).

Según informó el portal especializado "lapoliticaonline", Scioli se apresta a claudicar en dos asuntos que importan en especial a la Casa Rosada. El primero es la cesión del negocio de las apuestas on-line a Cristóbal López (el zar K del juego), que está hoy en manos de Boldt -la compañía que Amado Boudou consideró la principal mafia del país y que era controlante de la imprenta Ciccone-, y el segundo es el aumento de la presión fiscal sobre la empresa Cablevisión, del Grupo Clarín, que por decisión del gobernador deberá tributar tasas a los municipios.

Las transferencias de la Nación a la provincia de Buenos Aires "son, básicamente, plata marcada", se quejan en el sciolismo usando una metáfora para referirse al dinero que tiene destino específico e inamovible. No le liberan fondos para obras públicas que le permitan reajustar partidas presupuestarias para usarlas en gastos corrientes.

El desgaste o asfixia controlada que aplica el kirchnerismo sobre el gobierno bonaerense obliga a Scioli a armarse una estructura propia, no sólo en su distrito, si quiere llegar con chances a 2015.

Con este objetivo llegará hoy a Mendoza su principal armador político, Alberto Fernández, quien tendrá reuniones con los referentes locales del peronismo disidente. El anfitrión será el diputado nacional mendocino Enrique Thomas, quien se ha convertido en un gran articulador del PJ no K en el Congreso ya que preside la bancada que reúne a los seguidores de Rodríguez Saá, Reutemann, De Narváez y Duhalde.

El juego de Thomas es, en rigor, a dos puntas, ya que a nivel nacional mantiene buenas relaciones con el PRO y sus socios mendocinos, los demócratas, a la vez que oficia de organizador de las estrategias parlamentarias de todo el peronismo disidente.

No son pocos los que especulan que luego de 2013 Scioli y Mauricio Macri deberán confluir en un mismo espacio o depredarse el uno al otro.

Por ahora, la gran incógnita es cómo hará el bonaerense para sobrevivir a la enorme presión de la Casa Rosada -que le maneja por ejemplo el Senado provincial- ya que Buenos Aires está muy complicada fiscalmente. El caso de Macri, en cambio, es sutilmente diferente en este punto, aunque la Nación viene sacándole subsidios clave al transporte e impulsa un cerco mediático y judicial sobre el porteño.

Scioli no es el único gobernador en el valle de las lágrimas. El cordobés Juan Manuel de la Sota intenta re-encauzar su históricamente complicada relación con el kirchnerismo. La Casa Rosada lo autorizó la semana pasada a emitir un bono por 200 millones de dólares, pero el miércoles De la Sota decidió frenar la medida desde Washington al percatarse de las difíciles condiciones que le está pidiendo al mercado internacional a las provincias argentinas que buscan endeudarse en dólares.

Encima, Córdoba reclama a la Anses una acreencia por más de 1.000 millones para financiar la Caja de Jubilaciones provincial, pero en el Gobierno se les respondió por escrito a los senadores de esa provincia que es Córdoba la que no ha cumplido con convenios firmados en 2009.

La decisión de De la Sota de frenar la emisión del bono debería funcionar como señal para el gobierno mendocino, que busca emitir un instrumento idéntico en dólares por una suma equivalente a 1.300 millones de pesos (tope que autorizó la Legislatura).

Atentan contra la toma de deuda internacional la incertidumbre que domina el mercado cambiario argentino por la escasez de dólares y las tasas superiores al 15% en divisa estadounidense que piden algunos bancos. Por eso mismo la administración de Pérez avanza en el plan B: un crédito puente de 4 bancos importantes por la mitad del dinero: 700 millones de pesos, a devolverse en un tiempo mucho más corto.

Comienzan a transitarse tiempos complejos dentro del peronismo nacional, una fuerza que acapara más del 65% de las preferencias del electorado del país (si sumamos los votos de los tres candidatos de extracción justicialista en la última elección presidencial) y que gobierna casi la totalidad de las provincias. El 2015 no se ganará en agosto u octubre de ese año, sino semana a semana, todos los meses, de acá en más y en todos los distritos.