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La Selección Argentina merece quedar afuera del Mundial de Rusia 2018

La albiceleste está pasando "un mal momento" hace años y el fútbol no es el único problema, pero sí el más visible.

Por María Clara Rositano

@ClariRositano

La Selección Argentina está pasando "un mal momento" hace años y, aunque suene muy tremendista decirlo, merece quedar afuera del Mundial de Rusia 2018.

Los malos augurios para la albiceleste llegaron desde el momento en el que Diego Maradona sucedió al Coco Basile en un evento que muchos que conocen los "códigos" del fútbol, llamarían traición.

El arribo de Diego a la mayor fue en noviembre de 2008, desde entonces quedó en cuartos de final del Mundial Sudáfrica 2010 y en la misma instancia de la Copa América 2011. Además, fue subcampeón en el Mundial Brasil 2014, subcampeón de la Copa América 2015 y subcampeón de la Copa América Centenario -2016.


Claro está que los resultados futbolísticos, a pesar de las dudas y los malos rendimientos en los diversos procesos de eliminatorias, no son el origen de la crisis que vive la Argentina. Entonces, ¿cuál es el problema?

En 2009 se selló algo que no está permitido por la FIFA, pero como el segundo de la máxima entidad del fútbol mundial era nuestro mandamás, fue "legal": la sociedad del Estado Argentino con la AFA.

Millones y millones de dólares llegaron para ser una sanguijuela que aniquiló nuestro fútbol.

Todos los personajes alrededor del fútbol comenzaron a comer de un plato que parecía no tener fondo. Esto produjo una anemia que no era visible, ya que siempre, de algún lado, los recursos aparecían.

La mala administración de la AFA, sumado a la muerte de Julio Humberto Grondona el 30 de julio de 2014 generó una implosión en la que todos los involucrados intentaron salvar sus propios asientos. 

El egoísmo con el que se manejó la situación catastrófica tuvo y mantiene sus consecuencias, dentro y fuera de la cancha. [Los jugadores de la Selección comenzaron a "manejar" algunos aspectos que deberían ser ajenos a ellos, por eso mismo muchos técnicos no quieren dirigirlos, aunque ese es un capítulo aparte en esta historia.]

Pensar en los ejemplos de River Plate e Independiente es lo más fácil. En ambas instituciones las cosas se hicieron tan mal que recayeron en la máxima desgracia, descender de categoría.

Ante la adversidad, hubo personas buscaron el bien de la institución y lucharon por salvar a su club (no hablo de dirigentes solamente, hablo de hinchas, de quienes se hicieron socios, de quienes acompañaron, de quienes sumaron su sponsor y trataron de apoyar los colores cuando más se los necesitaba).

Lamentablemente o por suerte, en la Selección no se puede llegar a esa instancia, pero lo equiparable sería quedar afuera del Mundial, para que los que siempre se adjudican los triunfos y desaparecen en las adversidades, se vayan. Para que queden los amigos verdaderos, esos que quieren de verdad al fútbol, esos que vienen a dar una mano incondicional, sin buscar un logro personal.

Merece una mención aparte el actual técnico de la Selección, Edgardo Bauza, a quien no le deseo el mal, de quien dije y sostengo, que era uno de los mejores para este momento. Por más desagradable que suene, a veces es necesario perder una batalla para ganar la guerra, donde siempre hay daños colaterales.