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La reinvención de Barack Obama

* Por Mario Diament. En un momento de su discurso sobre el Estado de la Unión, Barack Obama aludió a la capacidad de los norteamericanos de reinventarse. Eso es lo que hemos hecho por más de 200 años: reinventarnos, dijo el presidente norteamericano.

Fue un curioso instante, porque en el nutrido recinto de la Cámara de Representantes y frente a las cámaras de televisión que llevaban su imagen a todo el mundo, Obama estaba haciendo precisamente eso mismo: reinventarse.

Como Clinton 16 años antes, Obama se despojó de los últimos resabios del liberalismo (entendido en el sentido anglosajón) que lo había acompañado en los dos primeros años de su gestión, y se instaló en el centro del espectro político, que es donde se encuentra el electorado capaz de extender su Presidencia. Esta mutación puede interpretarse como un acto de acomodamiento después del revés de las elecciones de medio término, pero también como un gesto pragmático hacia la nueva realidad política. Después de todo, ésta es una de las grandes cuestiones que plantea la democracia: ¿debe el Presidente ser fiel a la ciudadanía o a sus convicciones? Obama eligió navegar entre las dos corrientes.

El centro tiene la tendencia a buscar el balance y esto fue lo que el Presidente hizo: procurar balancear los aspectos más controvertidos de su política (seguro médico, inmigración, participación del estado en proyectos de investigación) con el mensaje que expresaron las urnas en la última elección.

Pero en política, balance no es sinónimo de armonía y muchas veces es, en verdad, su antónimo. El riesgo de buscar el balance es no dejar satisfecho a nadie. Esto es lo que sucedió, en parte, con Obama: la izquierda se sintió traicionada y la derecha lo consideró insuficiente. Pero, evidentemente, el Presidente y sus asesores piensan que es el centro el que definirá las elecciones en el 2012.

A nadie escapó, aunque Obama lo negase expresamente, que el discurso marcaba el lanzamiento de la campaña por la reelección. Obama tiene dos años para asegurar su supervivencia, pero el mismo plazo lo tienen los representantes republicanos victoriosos en los comicios de noviembre. Uno y otros deben producir resultados si esperan seguir donde están y es probable que esta mutua dependencia modere el obstruccionismo que se avizora en un congreso dividido.

En este sentido, el electorado norteamericano tiene una relación dialéctica, tanto con la victoria como con la derrota. Inmediatamente después de pasada la euforia electoral, los sondeos tienden a bajarle el copete a los victoriosos y a levantárselo a los derrotados.

Así es que las acciones de Obama han subido considerablemente en los últimos dos meses mientras que las de los republicanos descendieron en una proporción similar.

De la misma manera, las primeras reacciones del público al discurso de Obama llevaban el nivel de aprobación a casi el 73%, aunque vale la salvedad que en las consultas, los demócratas superaban a los republicanos en una relación de 2 a 1.

¿Cuáles serán las pautas de la reinvención de Obama? El Presidente transitó una sinuosa línea entre atender los reclamos de la población, satisfacer algunas demandas republicanas y no desalentar completamente a sus bases. Así es que la palabra empleos fue mencionada 13 veces; energía, 8; futuro, innovación y negocios, 5; tecnología, 4; y desafío, internet, solar, inversión, recesión y progreso, 3 veces cada una.

Aunque anunció un congelamiento de gastos domésticos por los próximos cinco años, cuyo verdadero significado solo quedará develado en algunas semanas, cuando se anuncie el nuevo presupuesto, Obama se preocupó más por proyectar una idea de futuro, por asegurar que su mandato está guiado por una visión y no por una serie de reacciones contingentes.

Aquí es donde habló de la necesidad de elevar los objetivos educativos, formar una generación de profesionales capaces de competir con emergentes como China e India y exaltó la capacidad de inventiva de los norteamericanos.

Su preocupación es comprensible. Según el FMI, entre 2011 y 2012 los mercados emergentes experimentarán un crecimiento promedio del 6,5%, mientras las economías más avanzadas solo crecerán 2,5%. Estimaciones, citadas por el Wall Street Journal, indican que la brecha podría ampliarse en la siguiente década.

Los próximos dos años revelarán si la estrategia no confrontacional de Obama es suficiente para ganar la reelección. En los dos meses que siguieron a la derrota demócrata, el Presidente demostró una asombrosa capacidad de recuperación, manifestada en una sucesión de victorias en el Congreso.

En el mismo período, los republicanos exhibieron algunos prematuros signos de confusión que se hicieron patentes el miércoles, cuando el discurso oficial republicano de respuesta al Estado de la Unión fue seguido por una segundo discurso de la representante Michelle Bachmann, en nombre del Movimiento Tea Party, en una claro apartamiento de la corriente central del partido.

Ya no se trata de sorprender a nadie con aquello de que. Es la economía, estúpido. Todo el mundo tiene en claro que es la economía y específicamente el empleo, lo que habrá de decidir, en noviembre del 2012, la continuidad o el cambio.