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La realidad del Vía Crucis

*Por María Herminia Grande. ¿Qué es lo que tanto asusta a los políticos argentinos que prefieren el camino de la mentira al de la verdad? Si ex profeso se prefiere el camino de ocultar al de auscultar, es porque hay conciencia de que algo no está bien.

¿Qué es más grave para un político, ser consciente de la realidad y no enfrentarla, o ser ignorante de la misma? Las dos son graves, porque su conducta atenta sobre la vida de la gente. Es honesto preguntar de la misma manera: ¿qué es más grave para una sociedad, ser consciente de la realidad y no enfrentarla, o ser ignorante de la misma? Las dos son graves, porque su conducta atenta sobre su propia vida. Ahora bien, ¿cuál es la alternativa para una sociedad que quiera registrar la realidad de su país y rechace la ficción? La gravedad entonces --ante éste posicionamiento- cae sobre las espaldas de las oposiciones políticas que no han querido construir alternativas. Veamos el caso del partido más longevo de Argentina: el radicalismo. Hoy su identidad se desdibujó en los hombres que ambicionan llegar al poder. El vicepresidente Cobos, aún en ejercicio de un proyecto ajeno a su partido, se subió y se bajó de una candidatura de oposición --desde su radicalismo-- al proyecto que aún hoy sigue representando. De haber seguido adelante, ¿qué habría votado el electorado en octubre que lo eligiese? ¿Al kirchnerismo al que aún pertenece, o al radicalismo que abandonó en su momento? Ernesto Sanz propuso una preinterna para abril y luego se bajó y propugna una fórmula con la macrista Michetti, deseando y buscando a Duhalde como el gran organizador. Si esto así resultase, ¿qué estaría votando el electorado en octubre que los prefiriese? ¿Cuál sería la identidad política de esa fórmula? Alfonsín (h), que abusa con sus modismos del parecido con su padre y repite no advertir diferencias entre su partido y el socialismo (debiese hurgar en la historia para comprender dónde intenta estar parado); si en octubre el electorado lo vota, ¿qué ideología vota?

Desde el otro partido histórico, el peronismo, existe una identidad absolutamente al estilo personal del kirchnerismo, que es el oficialismo y dice representarlo. También representando a este mismo partido, apareció el peronismo federal que cual margarita se fue deshojando. Primero fue Reutemann, después Solá, luego Das Neves, finalmente Duhalde. Rodríguez Saá se quedaría con el sello del peronismo federal. Duhalde buscaría el del partido popular... ¿Qué diferencias representarán estos candidatos en octubre si hasta ayer eran los matices de un mismo proyecto?

Pino Solanas lo único que tiene en claro es ser una cuña al bipartidismo. Seguramente su iniciativa presidencial se verá reducida a la opción de jefe de gobierno porteño.

Lilita Carrió la más prolija en propuestas y presentaciones, corre con la desventaja para quien la vote de cargar a sus espaldas la creación y abandono de distintos partidos. Quien la vote en octubre, ¿qué ideología está votando? ¿La que expuso a lo largo y ancho del país junto al socialismo? ¿A su origen radical? ¿O al "juez" que diferencia peronistas buenos y malos, radicales buenos y malos?

Volvamos a las preguntas iniciales: ¿qué es más grave para el periodismo: ser consciente de la realidad y no enfrentarla, o ser ignorante de la misma? Quienes abrazan el proyecto oficial ficcionan la realidad. Quienes se empeñan en abrazar cualquier oposición ficcionan la realidad. Hemos visto en los últimos tiempos, desde los editoriales más importantes, abrazar como esperanza blanca a Cobos, a Reutemann, a Sanz... y ahora a Binner. Si en octubre los seguidores de estas plumas votaran a algunos de estos nombres, ¿qué propuesta estarían votando?

Tal vez para intentar contestar estas preguntas haya que agregar una más. Es la que disparó a quemarropa el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, en la apertura del Feria del Libro en Buenos Aires: ¿qué pasó en Argentina para que reine con fuerza la pobreza? Si las políticas no buscan posibilitar al ser humano su desarrollo, fracasan porque demuestran que priorizan el voto rápido a la transformación profunda a largo plazo. ¿Habrá sido esta pregunta, la causante de tanta mentira? Tal vez. Porque la crueldad de la pobreza es en sí un eterno Vía Crucis, que nadie que no esté dispuesto a derrotarla puede admitir.