La puesta en valor de las plazoletas y otros espacios de La Plata
La Comuna platense acaba de informar sobre el lanzamiento de un programa de puesta en valor de las cincuenta plazoletas existentes en el distrito, muchas de ellas ganadas desde hace años por la falta de mantenimiento, agredidas por el vandalismo anónimo o con buena parte de su mobiliario ornamental en estado ruinoso.
Esta suerte de rescate alcanzará no sólo a esos espacios ubicados en el casco urbano, sino también a las que existen en localidades como Gonnet, City Bell, Melchor Romero y Villa Elisa.
Sería deseable, por lo pronto, que el anuncio oficial se vea correspondido por hechos reales, ya que no es la primera ocasión en que desde la Municipalidad local se anuncia el lanzamiento de programas destinados a revalorizar espacios y lugares públicos que se encuentran en malas condiciones, no corroborados después por los hechos.
Inclusive, en varias administraciones anteriores, desde inicios de la década del `80, con algunas diferencias de matices, se pusieron en práctica experiencias análogas, algunas de ellas consistentes en reciclar terrenos baldíos y convertirlos en lugares de esparcimiento público. Sin embargo, salvo algunas excepciones, esa modalidad cayó varias veces en desuso, mientras que las plazas y plazoletas existentes carecieron en muchas oportunidades de la atención mínima que requieren.
Tal como se señaló en el informe publicado en este diario, algunas plazoletas albergan árboles emblemáticos y se prestan para un alto reparador en medio del ajetreo cotidiano; otras sirven como puntos panorámicos de contemplación para edificios históricos de la Ciudad; y otras no son más -ni menos- que escalas seguras para el cruce peatonal en áreas de intenso tránsito. En todos los casos, llevan nombres especialmente ponderables para la historia de La Plata y del país.
Existen también algunos antecedentes que mueven a preocupación, como el de la plazoleta de 5 y 48, frente a la iglesia de San Ponciano. Hace más de una década se dispuso una remodelación que se tradujo en la rotura y pérdida definitiva de valiosas piezas cerámicas traídas desde México. En cuanto al mantenimiento de bustos y estatuas en plazas y plazoletas, los expertos han reclamado contra la decisión adoptada últimamente de pintar esas figuras con esmalte sintético, por considerar este método un agravio a la escultura original.
Es evidente que debe evitarse toda declinación urbanística y que, por consiguiente, los espacios públicos necesitan no sólo de mantenimiento o de renovaciones impuestas por el simple paso del tiempo, sino de reformulaciones y replanteos integrales que apunten a mejorar el entorno en el que viven miles de habitantes.
Por otra parte, la excelencia del diagrama original platense reclama también que las nuevas áreas incorporadas -hoy carentes espacios verdes- se vean regidas por criterios armoniosos y no por el sólo arbitrio del crecimiento. Al margen de medidas bien inspiradas, como esta que promueve la puesta en valor de las plazoletas, sería elogiable que se impulsara un planeamiento urbanístico integral del distrito.