La psicología y la muerte en tiempos de pandemia
Daniel Dauria: "El confinamiento, el dolor y el respeto en la era de los velorios virtuales y del beso final ausente.
En los tiempos donde recrudecen en la psiquis sociales las palabras “pico”, “contagios”, “muerte” y “despedidas” sin “adiós” amerita conversar sobre los efectos del confinamiento tanto en lo psicológico como en lo afectivo y emocional, con un psicólogo como el Dr. Daniel Dauriaque además por tradición familiar desde niño convivió con la muerte ya que su familia es dueña de “Casa Dauria”, una de las funerarias más importantes y reconocidas de nuestro país.
La virtualidad hoy está incorporada en los vínculos a la vida cotidiana y la Plataforma ZOOM, creada por Eric Yuan permitió que el mundo siga en marcha en tiempos de aislamiento obligatorio. Este software logró que estudiantes continúen con sus clases, que los médicos atiendan a sus pacientes y también que muchas familias puedan despedir a sus seres queridos muertos durante esta injusta y letal pandemia.
Consultado el Licenciado Daniel Dauria, expresó:
“En estos tiempos la demanda de soluciones pone en prueba la capacidad para brindarlas y no existen fórmulas óptimas para estos problemas emergentes pero consideramos que el peor enemigo es quedarnos sin propuestas. El confinamiento, nos llevó a reinventarnos con creatividad y respeto, e intentamos poner en práctica rápidamente opciones que permitan fluir el duelo y hagan que el dolor ante ese beso final ausente pueda vivenciar de una manera diferente adecuada a las restricciones sanitarias. Las elegantes mortajas de brocato, así como las mejores vestimentas y los elegantes detalles de la tanatoestética, que embellecen al cuerpo inerte para ese encuentro con la eternidad o ese reencuentro con quienes nos precedieron en la vida, cedieron lugar por obligatoriedad a nuevas costumbres, hoy los cuerpos son depositados en una bolsa roja hermética y sellada, con un intenso olor a hospital”.
Asimismo Dauria continuó: “Pasaron poco más de 60 días de cuarentena pero lejos quedaron, los aromas a flores, los abrazos sentidos, las lágrimas incontenibles y los reencuentros con conocidos lejanos, que de la periferia pasaban a ser parte de las escenas del último adiós. La virtualidad, por obligatoriedad ganó un terreno que venía reclamando hace tiempo. Los rituales funerarios dejaban ver cementerios abandonados, cuerpos esperando su sepultura en la soledad de una cámara mortuoria, historias de vida viajando dentro de un coche fúnebre con la única compañía de un extraño: El cochero. Pero la Pandemia puso en valor, ese ritual tan desplazado y negado en una sociedad posmoderna que vive tan rápido e intenso que toma a la muerte con olvido. El tiempo pasa lento y se hace eterno en el encierro, y cambia las preguntas que nos hacemos acerca de la muerte. La muerte ya no es eso lejano que le pasa al otro. La muerte sale de la pantalla, merodea en los balcones, viaja en el ascensor, te acaricia la mano en el supermercado, pasea insaciable por las calles y sabes que nada impide que aunque estés rebosante de salud, cuando menos la esperes, golpee tu puerta. La muerte tras la llegada de esta pandemia universal recuperó el respeto y el terreno que le había sustraído, y empieza a darse un fenómeno totalmente esperado. Ante la pérdida de un ser querido, la muerte toma otra dimensión: todos quieren volver a velar, todos quieren realizar despedidas, todos quieren rendirle tributo a modo de exorcizarla, todos quieren mostrarle reverencia con respeto, pero la realidad marca, que fue dejada de lado por tanto tiempo que encontró la forma más virulenta para que tomemos conciencia de su trascendencia y de su presencia”.
Atónitos, quizás, por las palabras emotivas pero al mismo tiempo impactantes que el Licenciado Daniel Dauríanos brinda por su cóctel dual (Psicólogo y profesional funerario) solo quedamos expectantes aguardando la frase final para terminar de comprender cómo mutó todo, inclusive nuestra visión de la despedida ante la partida de nuestros seres amados.
Para finalizar, Dauria, expresó: “A grandes desafíos, grandes propuestas. Por eso debemos adecuarnos a la nueva normalidad y convertimos a la virtualidad en una aliada de los servicios fúnebres. Sin dudas una tendencia que vino para quedarse, tengamos en cuenta, que a muchos eventos importantes, los vemos a través de una pantalla en la comodidad de nuestros hogares: ¿Que nos impediría pensar, de que la pandemia, a partir de la prohibición de los reuniones familiares, revalorice un importante ritual al reinsertarlo dentro de las herramientas tecnológicas en las cuales pasamos el mayor tiempo del día?. A partir de esto, desarrollamos una Apps de homenajes On Line, con un menú de opciones ameno, inclusivo y de fácil manejo para los usuarios de todas las edades, que al desplegar sus funciones tienes la posibilidad de dejar un saludo, de enviar una foto, un video y hasta una flor o un abrazo virtual a ese memorial que comparte toda la familia y que ante la necesidad del recuerdo podrá volver a ser visto en forma individual o en la completud del grupo familiar. Pero tal vez, quizás, la novedad sea el botón de velatorio virtual, que te permite ver en tiempo real la capilla mortuoria donde descansa tu ser querido y compartirlo a través de un WhatsApp o de todas tus redes sociales con tan solo un click”.
“Estamos aprendiendo a velar nuestros muertos puertas adentro. Zoom, salas de Messenger, videollamada, canales de YouTube permiten presencias virtuales multitudinarias y no menos emotivas que las presenciales. Más que aprender, tal vez sea un reaprender, porque tiempo atrás, los velatorios se realizaban en las casas, y por cuestiones de salubridad pasaron a velatorios privados e impersonales, incluso los nombres de las funerarias conservan su antiguo origen por eso se denominan “CASAS” funerarias”.
“Hoy gracias a estas herramientas virtuales, el individuo, el político, el famoso puede tener el merecido tributo, que no pudo arrebatarle la pandemia, gracias a estas nuevas formas de ritualizar la muerte. Otro fenómeno que comienza a verse es la extensión del tiempo del velatorio virtual. Si bien fue pensado como un homenaje acotado, como una despedida de no más de dos horas, hay deudos que muestran un rechazo en dejar solo a su ser querido en una sala velatorio cerrada, y nos piden pasar la noche en su virtual compañía, así que tuvimos que adecuar los permisos para extenderlos a la demanda”.
“En esta nueva modalidad, también opera, la visión que se tenga sobre la vida y la muerte, así por ejemplo, quienes tienen una mirada esotérica o espiritual y comulgan con la idea de la transmigración del alma, también encuentran en la virtualidad una posibilidad para desplegar sus creencias. La necesidad de retardar la cremación o sepultura para permitir el desprendimiento del alma, así como esperar a que el espíritu se eleve, mientras el ánima observa todo lo que sucede a su alrededor, tiene asidero desde la vigilancia online donde puede observarse que los tiempos sean respetados acorde a sus creencias. Evadir o evitar el dolor que implica el realizar un funeral conlleva a minimizar una ceremonia de gran importancia en el desarrollo del duelo y en el consuelo de los familiares ante su pérdida”.
“Este espacio real o virtual, tiene un lugar importante en la salud mental de quienes estaban vinculados emocionalmente con quien fallece. Cumple funciones psicológicas, sociales y simbólicas debido a que están ancladas tradiciones y ritos con alto contenido simbólico y cumplen con funciones que difícilmente lograría otro tipo de acción”.
"La muerte siempre está rodeada de misterio y el proceso de velar no nos indica únicamente, que alguien ha partido, sino que alguien ha vivido y entendemos que el velatorio en cualquiera de sus variables es la vía ideal para el homenaje significativo. El propósito de honrar la memoria y dignificar una vida también puede darse en épocas de cuarentena, por eso a grandes desafíos, grandes respuestas”. Conservar el recuerdo vivo de un ser querido fallecido, logra transformarlo en inmortal, y la inmortalidad es lo que se busca al conmemorar a través de un homenaje virtual.
Una despedida diferente, un recuerdo permanente.
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