La política y sus hacedores
*Por Gustavo Martinelli. ¿Existe ética en la política? La respuesta es compleja y tiene múltiples aristas. Desde el punto de vista práctico, siempre hubo un antagonismo entre ambas. Como si una no fuera compatible con la otra.
Esto es particularmente visible en Tucumán, que tiene un pasado teñido por esta suerte de dualidad insalvable. Sin embargo es posible acercar algunas posiciones. Para empezar, habría que diferenciar la política de los hombres que la practican: los políticos. La política es la actividad humana que tiene como objetivo dirigir la acción del Estado en beneficio de la sociedad. Por lo tanto, lleva implícita la ética desde el instante mismo de su definición: su realización tiende al bienestar del pueblo.
El político, en cambio es la persona que se dedica a realizar actividades políticas; es decir, todo lo que representa la adquisición, el mantenimiento y la gestión del poder. Y es aquí donde comienza esa absurda dualidad. Hace tiempo que los políticos (no todos, por supuesto) cargan sobre sus espaldas la idea de que trabajar por el bienestar de todos es ya una utopía. Y, para muestra, basta considerar algunos conceptos de ilustres pensadores.
- "Para mí la democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. ¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente? Yo diría que no; entonces ¿por qué suponer que la mayoría de la gente entiende de política? La verdad es que no entienden, y se dejan embaucar por una secta de sinvergüenzas.
Estos señores que van desparramando su retrato, haciendo promesas y sobornando. Para mí ser político es uno de los oficios más tristes del ser humano". (Jorge Luis Borges)
- "El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones". (Winston Churchil)
- "Los políticos son siempre lo mismo: prometen construir un puente aunque no haya río". (Nikita Jruschov)
- "Es muy difícil hacer compatibles la política y la moral". (Francis Bacon)
- "La guerra es el arte de destruir a los hombres, la política, el arte de engañarlos". (Parménides de Elea)
- "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados". (Groucho Marx)
Como se ve, para algunos personajes ilustres, el político es un bicho extraño, que casi siempre se conduce sin ética. Pero la realidad es bastante distinta. Si bien en esta compleja campaña electoral los políticos han hecho lo posible para tratar de hacer realidad todo aquello que se dice de ellos (las promesas absurdas, el despilfarro casi obsceno de recursos, el uso de los desposeídos como excusa para ganar adeptos, el bolsoneo o el sorteo de autos y electrodomésticos a cambio de votos, entre otras tantas cosas) lo cierto es que la política sigue siendo el mejor ámbito para debatir lo que nos pasa. La clave está en que el electorado sepa diferenciar entre lo positivo de la política y lo negativo de los que la practican. Eso incluye, por supuesto, a los propios gobernantes, quienes también hacen lo posible para seguir atornillados en sus sillones.
Afirmar, por ejemplo, que no hay chicos desamparados porque disminuyó la cantidad de internos en los hogares es realmente ingenuo. Basta echar un vistazo a las esquinas de los semáforos para darse cuenta que esa verdad no es tan cierta. Es lo mismo que afirmar sin ningún remordimiento que el desempleo cayó, cuando en realidad aumentó la cantidad de gente que recibe planes sociales sin trabajar. Va siendo tiempo entonces que el pueblo sepa ver y diferenciar. Al fin y al cabo, el hombre es un animal político, a decir de Aristóteles.