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La polémica nota de Clarín "La decencia de los que buscan entre la basura"

Luego del escandaloso editorial del diario La Nación, ahora Clarín publicó un controvertido texto sobre las "pasiones argentinas".

Después del editorial del diario La Nación sobre las "Niñas Madres", que fue repudiado por diversos sectores de la sociedad, ahora Clarín publicó un controvertido texto sobre las pasiones argentinas. Bajo el título "La decencia de los que buscan entre la basura", el artículo del periodista Hernán Firpo provocó fuertes críticas en las redes sociales.






El texto completo

Esta es una ciudad increíble. Cuando uno está casi totalmente familiarizado con la miseria como parte del paisaje, alguien emerge de uno esos de esos contenedores gris topó que encontramos aquí y allá. Con el payaso de IT, Stephen King sólo se animó a la escena de la alcantarilla, pero he aquí, a plena luz del día, al abominable hombre de la mugre.

Lo ves, te mira y una clase de vergüenza ajena que no recordás haber vivido nunca antes, hace que desvíes la mirada en dirección a la pantalla salvadora del celular. El abominable hombre de la mugre sale del tacho con una pirueta. Es ágil y no tiene ni 20 años. Te lo querés imaginar de hombre araña en el Trencito de la Alegría o, por qué no, descolgándose de algún departamento en Barrio Norte.

Después pensás que alguien que literalmente sale de entre la basura, debe ser una de las personas más decentes del mundo. Claro: si no tenés la desgracia de haber caído tan pero tan bajo, honestos deberíamos ser todos. ¿Pero qué hacemos si una persona viene de la mierda? Apretamos los labios, lamentamos la situación y seguimos de largo. Tardamos en comprender que quizá hayamos estado delante de una de esas honestidades conmovedoras.

Después pensás en el típico limpiavidrios del semáforo. No es casual. Mientras el cuidacoches es extorsivo, apunta al lóbulo frontal y juega con tu miedo, el limpiavidrios hace equilibrio en el filo de la navaja, ofreciendo un servicio a cambio de monedas.

Nada, te acordás de los limpiavidrios porque esta situación de calle -mil veces demonizada- también debería convertirlos en gente automáticamente decente.