La peor foto y una derrota que sólo detona incógnitas
* Por Pablo Ibáñez. El candidato del Gobierno, Agustín Rossi, reconoció la derrota y felicitó a los ganadores.
Crucificado, Agustín Rossi se convirtió ayer en portador del karma Filmus. El Gobierno, golpeado por el resultado, se aplicó rápido a diseñar el relato de la derrota en Santa Fe sobre un único argumento: las deficiencias de Rossi, su candidato a gobernador.
Odediente, en un harakiri público, el jefe de los diputados K se autoinculpó anoche de la estruendosa derrota del FpV. Un remedio insuficiente: el kirchnerismo, que vio asomar fantasmas tras la elección porteña, ayer los encontró más poderosos y temibles.
Jamás, en ningún cálculo previo, en Olivos se contempló la alternativa de que Rossi termine tan lejos: temió un mano a mano, incluso perdidoso, con Miguel Del Sel (riesgo por el que decidió sobre la hora viajar, el martes pasado, a Santa Fe) pero nunca el desastre de ayer.
Ante esas novedades indeseables late, desde anoche, una duda abismal sobre las primarias del 14 de agosto. Así y todo, ese pánico convive a los tumbos con una expectativa incierta: un buen resultado de Cristina de Kirchner en esa elección, serviría para cauterizar las heridas de estas derrotas.
Para relativizar el fracaso de Rossi, el Gobierno tomó con criterio absoluto pero selectivo un dato: María Eugenia Bielsa, candidata a diputada provincial del FpV, ganó en el segmento legisladores con 36%. Superó al socialismo y triplicó a la oferta del PRO.
Efecto del sistema de boleta única.
Es, claro, una conducta desesperada para esconder el temor esencial sobre el fin de la invulnerabilidad K que construyó el relato oficial en estos meses. El sablazo en Capital, donde Mauricio Macri lapidó a Daniel Filmus, se potenció ayer con la frustración de Rossi.
La explicación de esa distancia -había, anoche, más de 120 mil votos de diferencia entre Bielsa y Rossi- admite varias lecturas. De la más simple, respecto a la mala calidad del diputado como candidato, a la más conspirativa: el PJ ortodoxo jugó en contra del candidato a gobernador.
Una mirada rigurosa parece más próxima a la primera que a la segunda hipótesis: el mecanismo de la boleta única, en el que desaparece el «arrastre», desnudó la diferencia de encanto entre los dos postulantes del peronismo, Rossi y María Eugenia Bielsa.
En rigor, si el peronismo apostó a Del Sel, su negocio fue pésimo: la dirigencia del PJ anti-K, o semianti-K, se había camuflado en las listas de legisladores del PRO que, en el tramo de diputados provinciales, apenas consiguió el 14% de los votos.
Inquieto por las incógnitas que profundiza la elección de Santa Fe, incógnitas que inauguró la votación porteña y seguramente solidificará los comicios cordobeses, el Gobierno parceló su mirada sobre el resultado victorio de Bielsa cuando, en rigor, la cara visible K en la provincia fue Rossi.
Son extremas las interpretaciones que limitan al kirchnerismo al 22,5% del candidato a gobernador como aquellas que diagnostican que el 36% de la candidata a diputada es el piso electoral de Cristina para el turno del 14 de agosto y, en simultáneo, para el 23 de octubre.
Las elecciones del pasado reciente ponen bajo observación ambos pronósticos. Un caso testigo: en septiembre de 2007, Rafael Bielsa obtuvo el 43% de los votos en la disputa por la gobernación con Hermes Binner, pero perdió.
El 28 de octubre siguiente, en la presidencial, Cristina de Kirchner consiguió el 35,5% y ganó (aunque superó por apenas un 1,4% a Roberto Lavagna). Predecir que la base electoral K es el 22,5% de Rossi es, a esta altura, tan antojadizo como sostener que es el 36% de Bielsa.
Expertos en redibujar escenarios y teoremas para espantar los peores fantasmas, en el Gobierno buscaba en los males ajenos elementos para compensar con su propio trauma: el triunfo, ajustado, de Antonio Bonfatti es un daño, todavía impreciso, a la candidatura presidencial de Binner.
Es más: de esa misma bolsa de votos, a raíz del acuerdo entre el PS y la UCR santafesina que sostuvo a quien fue electo gobernador, se nutren dos aspirantes a Olivos; además de Binner, trata de imantar esos respaldos Ricardo Alfonsín, que ayer se paseó por Rosario.
Eduardo Duhalde quiso, a la distancia, capturar parte de la ola que impulsó a Del Sel pero el mensaje del postulante del PRO, un tratado de la antipolítica, no excluye de su razzia genérica al expresidente. Así y todo, el duhaldismo celebró que Del Sel haya anunciado que votará a Duhalde.
Lo curioso es que la figura nacional que tuvo el domingo más exitoso en Rosario no es candidato en octubre: Mauricio Macri, la figura que el kirchnerismo insiste en elegir como su enemigo preferido, se anotó otro golpe sobre ese rival que lo subestima y le teme.