La ola del verano
Cuando se miran en detalle las primeras encuestas de intención de voto provincial, luego de inscriptos los candidatos el pasado 22 de febrero, se entiende por qué Carlos Reutemann y Jorge Obeid no arriesgaron nada propio en el armado de listas del espacio ex Peronismo Federal, o peronismo conservador.
Como se anticipó desde esta columna al inicio de febrero, Santa Fe ingresó en un nuevo orden político. A pesar de que en los últimos días el ex gobernador Obeid volvió a expresar quejas por el veto de "funcionarios" de la Casa Rosada a su persona, la realidad es que a ese sector peronista anti K lo desplazó el proceso político más que algún dedo de la Casa Rosada.
Cristina Fernández mide hoy arriba de 40 % de intención de voto en Santa Fe -según encuestas encargadas por peronistas y también por socialistas-, y Agustín Rossi "está visualizado como un hombre aguerrido, un atributo que combina bien con Néstor y con Cristina y que impacta muy fuerte entre los jóvenes. Rossi lleva una ventaja enorme sobre Rafael Bielsa y Omar Perotti, que hace difícil, diría imposible, que pueda perder la interna", explicó Julio Aurelio, titular de la consultora Aresco, a este cronista.
La encuesta de Aresco incluyó 1800 casos telefónicos en toda la provincia y se concretó entre finales de febrero y principios de marzo.
La misma encuesta revela la aparición del candidato del PRO, Miguel del Sel, que estaría saliendo de una medición marginal de un dígito para colocarse en dos dígitos. De todos modos, la pregunta fundamental para avizorar el futuro provincial se orienta en el sentido de si el actor cómico tendrá o no un volumen significativo para atenuar o directamente romper la polarización entre los dos hemisferios: peronista por un lado, y socialista-radical por el otro. A once semanas del comicio, todavía es una pregunta temprana.
Desde las consultorías y los actores políticos entrevistados por La Capital, la coincidencia es que sin una tercera fuerza de centroderecha (Del Sel) que alcance una elección cercana a los 20 puntos, las posibilidades de Rossi contra Rubén Giustiniani o contra Antonio Bonfatti, en la general del 24 de julio, serían muy bajas. Para soñar el Chivo necesita, para empezar, un partido de centro derecha consistente que fugue votos del FPCyS. En un escenario de polarización clásico, el socialismo continuará prevaleciendo.
Mientras que la campaña política comienza su derrotero, ya con los nombres definidos, el gobernador Hermes Binner se carga al hombro a su candidato, Antonio Bonfatti. La estrategia de la Casa Gris no sabe de sofisticaciones y parece continuar abogando por la guerra fraticida, "ellos o nosotros", como definió el propio Binner al inicio del año. Según pudo saber este cronista, todo será saturación de fotos de la pareja Binner-Bonfatti mostrando la gestión provincial como argumento. Para ser exitosa, la estrategia necesitará que la gestión provincial sea visualizada como efectivamente superadora, y que "Antonio" reciba la transferencia de imagen e intención de voto que tiene el gobernador.
Las dos hipótesis plantean incertidumbre. La primara, porque ante la contundencia de la política nacional en varios rubros la gestión provincial podría no ser vista como superadora, ni en audacia, ni en radicalización de cambios progresistas, respecto de la gestión de la presidenta. Para la segunda hipótesis, la transferencia de votos, la historia muestra que no hay mecanicismos: los votos pasan de mano si aparecen las virtudes en el depositario, y no sólo en el titular originario.
A su vez, en la Casa Rosada comienzan a acelerarse los tiempos respecto de la definición de la fórmula oficial. CFK contribuyó al suspenso cuando el último martes, en la Apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso, se preguntó: "¿Alguien me escuchó decir que soy candidata para 2011?".
Fue una intervención que se vio forzada a ofrecer buscando corregir un grave error político que cometió la diputada oficialista e integrante de su circuito íntimo, Diana Conti. La diputada, sin medir consecuencias, puso a rodar la idea de reforma constitucional y habló de Cristina "eterna". Justo lo que necesitaba la oposición política y mediática para descalificar no ya la reelección en 2015 sino la de 2011, que sería confirmada en las próximas semanas, con fecha tope en junio.
Lo que sí está en discusión hacia el futuro, pos 2011, y no sólo al interior del FpV, es la posibilidad o no de continuidad del proyecto político iniciado en 2003. Su carácter, su programa, y principalmente qué tipo de acumulación política materializará en la Argentina de la década que se inicia. Y por supuesto, de dónde surgirán los nombres de las fórmulas presidenciales futuras.
¿Del sciolismo u otros modos más o menos explícitos de restauración conservadora con sesgo peronista, o de la irrupción de las nuevas generaciones volcadas a la política y no casualmente denostadas en estos días por una campaña de medios opositores de carácter anti juvenil, anti "La Campora", o anti cualquier nombre asociado al kirchnerismo de nueva generación?
Con la probabilidad de un triunfo de CFK en octubre -en el caso en que decida presentarse- todo el sistema político empieza a girar en torno de una nueva realidad: cómo quedará efectivamente reconfigurado el país en sus relaciones económicas y sociales, ya lejos del frustrante diseño que dominó, con matices, durante más de 25 años.
La candidatos opositores, que en general por estos días califican en las encuestas entre 25 y 30 puntos por debajo de la intención de voto de Cristina Fernández, tendrán necesariamente que repensar la estrategia con la que llegaron hasta acá. El relato de "sacar cuanto antes a este gobierno" de 2008 y 2009, ahora se va retocando hacia un "reconozcamos lo que hicieron bien, y hagamos bien lo que el kirchnerismo hizo mal".
Será un camino argumentativo más arduo para la oposición, pero acercará el debate allí donde debe darse. El año electoral está servido.