La obsesión de Cristina: controlar el Congreso
El 2013 estará marcado en la política por las elecciones de medio término, en la que se votarán legisladores nacionales. El objetivo del Gobierno es aumentar su presencia en el Parlamento.
Aunque no generen la misma atracción y puja que las votaciones para decidir cargos ejecutivos, la elección de medio término de bancas legislativas será una prueba de fuego para el oficialismo y la oposición.
Para el gobierno comandado por Cristina Fernández de Kirchner unos comicios exitosos le podrían valer apoderarse de los dos tercios de ambas cámaras que le serían necesarios para impulsar una reforma constitucional. Desde el lado de la oposición no solo quieren frenar este intento reformista, sino que además busca recuperarse de la dolorosa derrota en las presidenciales del 2011.
Lo notable de las elecciones de octubre es que uno de los bloques opositores con mayor presencia en la primera década del siglo, la Coalición Cívica-ARI, podría perder representación en ambas cámaras. Y también habrá un desafío para la Unión Cívica Radical, que pone en juego 25 de sus 40 bancas en la Cámara de Diputados.
En los fríos números, las elecciones legislativas servirán para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio de la Cámara de Senadores. Además, habrá votación para las legislaturas provinciales que, en algunos casos, podrían desdoblarse.
En tanto, Santiago del Estero y Corrientes, las únicas dos provincias que no renovaron gobernador en 2011, sí lo harán este año.
Si los números obtenidos por el oficialismo se proyectaran a la próxima elección, la Cámara Baja continuará bajo control kirchnerista, que incluso podría incrementar su mayoría, porque de sus 116 escaños el Frente para la Victoria pondrá en juego sólo 38. En la Cámara Alta, se pondrán en juego 24 bancas de 8 distritos electorales (3 por cada una de ellas): Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego.