La nueva tragedia griega
*Por Gustavo Scarpetta (Docente de las universidades Nacional de Córdoba y Católica de Córdoba). "Default" o devaluación parece ser el final del sendero por el que atravesará la economía europea.
A Grecia todo le está saliendo mal. O, mejor dicho, nada le está saliendo bien.
Sin intención de hablar de default , sino de reestructuración de la deuda o, planteado con un condimento extra, como "suave reestructuración", el país bañado por el mar Egeo busca replantear los vencimientos de sus obligaciones y estirar los plazos. A las medidas drásticas tomadas por el gobierno heleno se suma un clima extremadamente sensible desde lo social, que incluye importantes manifestaciones públicas.
Tiene una gran deuda, una moneda sobrevaluada, falta de competitividad, bajas exportaciones y caída de ingresos del sector turístico. Además, no puede devaluar porque se encuentra atado a la moneda única de la Unión Europea (UE), el euro.
Alemania y Francia. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy , los jefes de los gobiernos de Alemania y Francia, respectivamente, parecen más preocupados en cuidar a los bancos y banqueros de sus países que en rescatar a la región de la recesión.
El déficit actual de Grecia es de 7,5 por ciento del producto interno bruto (PIB), que debería convertirse dentro de cuatro años en superávit. El economista Joseph Stiglitz no duda de que debe reestructurarse su deuda. Además, dice algo muy concreto: sin crecimiento, es imposible pagar las deudas. Y de manera elíptica critica a los presidentes, diciendo que es poner a la gente por arriba de los banqueros.
Los disturbios en Atenas, así como las protestas de los "Indignados" en la Plaza Mayor de Madrid, España, poseen sentimientos semejantes. Hace pocos años, todos elogiaban a España y a su milagro económico. Desde su ingreso a la Comunidad Europea, a mediados de la década de 1980, había logrado hacerse de un gran pasar y colocarse dentro de los países más ricos del mundo por habitante. Aún lo sigue siendo, sólo que su estructura de deuda, déficit fiscal y competitividad la colocaron en una terrible situación. Esto llevó el desempleo a cifras récords y a dejar fuera de la economía a miles de jóvenes.
Algo similar se verifica en Grecia, aunque no fuera tan brillante su anterior comportamiento. En la década de 1990, mostró que podía cumplir con el Tratado de Maastricht, aunque le costó más que a los demás.
La solución empieza con D. Default o devaluación parece ser el final del sendero por el que atravesará la economía europea. Pueden darle otro nombre, como el de reestructuración de la deuda, reacomodamiento de vencimientos o el que la imaginación pueda generar, el cual no deja de ser un eufemismo para no mostrar lo que es.
Aunque la devaluación es pegar un portazo a la Unión Europea, en realidad se trata de acomodar la realidad política a la economía. No hay moneda única con tantas políticas fiscales y económicas como países, por lo cual no es necesaria sólo una coordinación que pueda ser "engañada" con contabilidades y números "mentirosos", sino una sola por una autoridad más clara y centralizada.
Una devaluación en Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España (países llamados Pigs ("cerdos"), por sus iniciales en inglés) y la creación de un "euro II" para los países en crisis, con un sistema monetario al cual converjan en el mediano plazo, puede ser una solución para que Europa no desaproveche un momento clave de la economía mundial.
Todos miran a Grecia, porque puede ser la primera pieza del dominó en caer. Con más ajuste, es probable que sólo se estiren los plazos para otra solución.