La novela del jubilado
Esta semana explotó la noticia, y con ello el interés general, por solidarizarse con el abuelo justiciero de Quilmes.
Tiene todos los condimentos novelescos: adulto mayor, viudo, jubilación mínima, enfermo de EPOC, un taller de herrería en el fondo de la casa, vivía sin mayores inconvenientes, salvo el flagelo que padecen la mayoría de los bonaerenses, la inseguridad.
Y aquí comienza la historia. El Señor Jorge Ríos, el justiciero jubilado, decidió terminar con una noche de terror donde le habían entrado en su propiedad en dos ocasiones esa noche y se llevaron distintas cosas, pero los forajidos, envalentonados fueron por TODO. Doblaron una chapa del techo e ingresaron en la casa, pero no contaron con que el jubilado iba resistir el ataque. Lo golpearon y mucho, hasta que el hombre dijo “¡basta!”. Sacó una pistola Bersa Tunder 9 mm y comenzó a disparar contra sus atacantes, hiriendo a Franco Moreyra (delincuente de baja monta) y barra del Club Atlético Quilmes.
El ladrón terminó sus días bajo las balas del Abuelator (parodiando a Terminator). Y aquí comienza la historia del personaje popular, el pueblo unánimemente, reclama que el abuelo es una víctima. ¿Qué dicen las pericias? que los disparos que causaron la muerte fueron a corta distancia. El fiscal sospecha que el abuelo lo remató en la calle y en el piso ya herido e indefenso, la filmación es de tan mala calidad que no se ve el fogonazo, pero las sospechas son esas. El abuelo -furioso y cansado- decidió rematarlo. Fin de la historia.
Fuera de cualquier consideración, eso es un homicidio agravado, ¿pena en expectativa? prisión perpetua. Eso es lo justo, sí. Si yo me como a un caníbal me transformo en caníbal. De esto no cabe duda.
Pero aparecen los oportunistas, abogados, abogadas, abogadxs, en su mayoría que tratan de justificar lo que la ley no convalida. El abuelo que era víctima de un robo, furioso decidió terminar con la vida de un malviviente. Usted puede enojarse conmigo, pero el punto es claro, el abuelo es frío homicida, se compró un arma para matar, como la mayoría de los cultores de las armas de fuego, y lógicamente mató.
Los políticos tratan de justificar lo injustificable, la culpa la tienen los jueces que sueltan a los presos, la culpa es del juez que deja preso a un jubilado, lo cierto es esto, ante un Estado ineficaz para darnos seguridad, por la cual pagamos, la solución nunca puede ser que vecinos armados traten de hacer Justicia por mano propia, eso no es legal, pero mucho menos humano, según mis convicciones religiosas, eso es pecado.
Exijamos lo que nos corresponde como ciudadanos, Justicia y Seguridad, para eso fueron elegidos por el voto del pueblo…
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