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La muerte de un cajero en tierra de nadie

Fue un asalto a sangre y fuego. Como en la época de Bonnie and Clyde. Fue un asalto muy planificado y el uso de una ametralladora anticipaba el resultado mortal.

Sobre el féretro de este joven de 31 años se desató una cruel batalla política. Cuando Berni llegó al escenario del trágico asalto se lo notaba abatido y casi sin convicción atendió a los periodistas.

Estuve con Berni 24 horas antes del terrible hecho en los estudios de Crónica TV y trazó un panorama oscuro sobre el futuro de la seguridad en provincia de Buenos Aires. Policías escasos con el más alto nivel de ausentismo que se tenga memoria en todas las actividades humanas: más del 13%. Cientos de patrulleros sin cubiertas y miles de vehículos sin repuestos están pudriéndose en las playas de estacionamiento. Al rededor de 30.000 policías, de los 90.000 que tiene la Provincia, están sumariados por diversas transgresiones y varios miles están en su casa cobrando sueldo y esperando un juicio que los condene o los libere. A esto se le suman algunas revelaciones más que Berni me hizo "off the record" que sí se divulgaran harían temblar de miedo a los habitantes de la provincia y gran parte del país. Con esta situación es casi milagroso que no ocurran tragedias aún peores. Una provincia que tiene la extensión de varios países de Europa tiene 10.000 policías para dar seguridad a casi 20 millones de habitantes.

Sobre la sangre fresca del cajero, el gremio bancario disparó lo suyo y con razón. Entidades megas millonarias, como la mayoría de los bancos, tienen protocolos de seguridad casi infantiles. En el mundo ya casi no existen robos bancarios. Métodos de puertas dobles y, hasta triples, frenan a los delincuentes. Aquí, cada vez, se la hacemos más fácil. El gremio culpa a Macri que ya no es Presidente. Pero los verdaderos culpables son los ejecutivos de los bancos que no invierten lo que debieran para que los ladrones ni intenten asaltos que son casi imposibles. Y, como telón de fondo, Patricia  Bullrich dice que dejó el nivel de seguridad como si fuera Luxemburgo.

Mientras tanto, un inocente cajero es enterrado y mañana será tapada su muerte por otro episodio quizá más sangriento que nadie hasta ahora está en condiciones de evitar. Esto se llama tierra de nadie.

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