La moda del "homoerotismo"
Cada vez más mujeres entre 20 y 30 años se animan a la exploración sexual con sus pares, sin ser homo o bisexuales.
No es algo nuevo pero tampoco algo tan hablado: en la actualidad hay una generación de chicas de entre 20 y 30 años que, sin sentirse ni asumirse como homo o bisexuales, disfrutan de explorar su sexualidad con otras mujeres.
A veces son sólo besos o seducción verbal, otras veces se acuestan entre sí, pero no hay una gusto o interés profundo en el mismo género, sino que tiene ver con el erotismo y las libertades sin culpa.
Según una nota de Clarín.com el fenómeno surge en París entre la última década del siglo XIX y el estallido de la Gran Guerra de 1914, es decir durante el periodo conocido como la "Belle Epoque". En ese entonces, una serie de condiciones se dieron al mismo tiempo, las mujeres asciendieron socialmente, la vestimenta se volvió más sugerente, aumentó el feminismo, la promiscuidad, y se dejó de ocultae el placer el placer y el deseo.
Casi un siglo después la práctica, renovada, se retomó, acrecentado por la publicidad.
"Con su oferta de fotos de intercambios de caricias entre mujeres, la publicidad es una de las causas de este cambio de conducta. El hecho que las jóvenes observen esas conductas sexuales las habilita para darse el permiso de probarlo, de ensayarlo", afirmó a Clarín.com la psicóloga Adriana Guraieb.
El culto al cuerpo de la mujer, su imagen como objeto de consumo masivo, genera que el placer visual se vuelva unívoco.
"Las mujeres todo el tiempo estamos mirando mujeres. Estamos en un mundo donde el objeto de deseo por excelencia, es mujer. El hombre como objeto de deseo aparece de manera mucho más dosificada y con todo un contexto alrededor: es un galán, conocemos sus valores, tiene voz y la mayoría de las veces hasta sabemos si tiene familia. ¿Qué nos queda entonces? No hay otra opción más que aprender a contemplar mujeres. Mientras las mirás, aprendés los discursos, aprendés por qué son deseadas, incluso cuando no sabemos quiénes son o qué hacen (a nadie le importa). Nos la pasamos mirando mujeres desnudas, minas hermosas y generalmente poderosas. La atracción hacia eso, hacia ese poder y esa belleza que emana el "arquetipo mujer" nos pone a dos segundos de pensar que nos pueden gustar. La verdad es que sí, la mujer te termina gustando", asegura Comunicadora social y actriz, Tamara Moores.
A veces son sólo besos o seducción verbal, otras veces se acuestan entre sí, pero no hay una gusto o interés profundo en el mismo género, sino que tiene ver con el erotismo y las libertades sin culpa.
Según una nota de Clarín.com el fenómeno surge en París entre la última década del siglo XIX y el estallido de la Gran Guerra de 1914, es decir durante el periodo conocido como la "Belle Epoque". En ese entonces, una serie de condiciones se dieron al mismo tiempo, las mujeres asciendieron socialmente, la vestimenta se volvió más sugerente, aumentó el feminismo, la promiscuidad, y se dejó de ocultae el placer el placer y el deseo.
Casi un siglo después la práctica, renovada, se retomó, acrecentado por la publicidad.
"Con su oferta de fotos de intercambios de caricias entre mujeres, la publicidad es una de las causas de este cambio de conducta. El hecho que las jóvenes observen esas conductas sexuales las habilita para darse el permiso de probarlo, de ensayarlo", afirmó a Clarín.com la psicóloga Adriana Guraieb.
El culto al cuerpo de la mujer, su imagen como objeto de consumo masivo, genera que el placer visual se vuelva unívoco.
"Las mujeres todo el tiempo estamos mirando mujeres. Estamos en un mundo donde el objeto de deseo por excelencia, es mujer. El hombre como objeto de deseo aparece de manera mucho más dosificada y con todo un contexto alrededor: es un galán, conocemos sus valores, tiene voz y la mayoría de las veces hasta sabemos si tiene familia. ¿Qué nos queda entonces? No hay otra opción más que aprender a contemplar mujeres. Mientras las mirás, aprendés los discursos, aprendés por qué son deseadas, incluso cuando no sabemos quiénes son o qué hacen (a nadie le importa). Nos la pasamos mirando mujeres desnudas, minas hermosas y generalmente poderosas. La atracción hacia eso, hacia ese poder y esa belleza que emana el "arquetipo mujer" nos pone a dos segundos de pensar que nos pueden gustar. La verdad es que sí, la mujer te termina gustando", asegura Comunicadora social y actriz, Tamara Moores.