La misteriosa historia de Gladys Motta, la argentina que asegura recibir mensajes de la Virgen
Desde 1985 dice ser receptora de señales de la Virgen. Su fe convoca a centenares de miles de personas en el pueblo donde vive. Ahora, la Iglesia Católica la desacreditó. ¿Por qué?
Durante la noche del 25 de septiembre de 1983, de repente, se encendieron las luces de varias casas de San Nicolás de los Arroyos. Los vecinos se sentían alarmardos: creyeron que se trataba de una falla y que lo que se avecinaría sería peor.
Pero una vecina, Gladys Quiroga de Motta, contó :"En ese momento vi y oí una imagen extraña, pero no pude reconocerla". Así como muchos le creyeron, muchos otros no. ¿Por qué?
Por su lado, estaban los incrédulos, quienes se basaron en datos concretos: "Es una mujer muy simple, ignorante. Apenas llegó a cuarto grado primario. Seguramente creyó ver algo sobrenatural, y se asustó. Debe haber una explicación racional".
Pero tres días después, el 28, Gladys volvió a ver la misma imagen. Como tenía temor a que en el pueblo se rieran de ella, sólo se lo contó a su familia y sus vecinas más allegadas.
Lo días siguieron pasando y casi nadie en San Nicolás de los Arroyos hablaba del fenómeno, y algunas pocos empiezan a atesorar esta extraña historia como una curiosidad.
Pero el 7 de octubre, de forma ´subita, Gladys juró que volvió a ver la imagen. Es un fantsma, dijo, y aseguró que tenía la forma de una virgen; también dijo que se animó a preguntarle qué quería... "y recibí la visión de una capilla".
Algunos de los incrédulos empezaron, si no a creer, a sospechar que algo misterioso sucede. Hacia el 12 de octubre, Gladys le contó su experiencia al presbítero Carlos Pérez.
Dos días después la recibió el obispo local, monseñor Antonio Rossi. La escuchó, sí. pero con el margen de la duda activado.
Gladys se empezó a desesperar, a sentir que estaba sola con su secreto. Necesitaba saber quién era esa virgen. El 17 de octubre, después de una búsqueda en todas las iglesias y capillas de la ciudad, llegó a la Catedral de San Nicolás de Bari, en Italia, y en un altillo reconoce a la imagen "con toda claridad".
Se trata de la Santísima Virgen del Rosario, entronizada allí, cuando la catedral era apenas una capilla, en 1884. Un siglo antes. La imagen estaba casi oculta. Le faltaba la mano derecha... y el rosario.
Gladys comprendió que estaba frente a un milagro, pero su inquietud no se calmó y siguió peguntándose por qué y para qué le pasó lo que le pasó.
Y en ese estado de incertidumbre, temor y misticismo, "el 24 de noviembre, un rayo de luz me marcó el lugar del futuro templo, y el 27 me habló: `Quiero ser emplazada en la ribera del Paraná´".
Y los mensajes, según Gladys, no paraban. "El 2 de diciembre me dijo: 'Gladys, debes hacer acuñar una medalla con mi imagen de la advocación María del Rosario, y en el reverso, la Santísima Trinidad con siete estrellas'".
Esas precisiones crearon más dudas y más sospechas y más preguntas en algunos sectores: ¿Es un fraude? ¿Hay un negocio detrás? ¿Quién es el responsable? Pero la bola de nieve sólo había empezado a crecer.
El 25 de mayo del 85 llegó a San Nicolás una multitud de peregrinos. El 13 de junio se imprimieron diez mil pequeños libros con los supuestos mensajes de la virgen a Gladys.
Mensajes simples sobre la fe, las buenas acciones, etcétera. Nada que no haya sido dicho o escrito antes.
El 25 de agosto, el municipio donó a la Iglesia el lugar para levantar el santuario, al que llaman "el campito". El 25 de septiembre, otro mensaje para Gladys: "La virgen me explicó el significado de las siete estrellas: son las siete gracias que su hijo, Jesucristo, concederá a quien la lleve en su pecho", confiesa. Hasta junio de 1987 se imprimen casi dos millones y medio de estampas de la virgen.
Desde ese año, cada 25 de septiembre se despliega un mecanismo incesante: ómnibus repletos de fieles, autos particulares, motos, bicicletas. Una muchedumbre hambrienta y sedienta de fe... y vendedores de comida y bebida que hacen su agosto.
En 2003 se estableció un récord: al cumplirse dos décadas de la primera aparición, concurrieron al lugar más de 400 mil personas desde todo el país y grupos de miles que llegaban a pie desde Buenos Aires: 240 kilómetros de caminata.
Para 2013 a treinta años de aquella noche en que se encendieron todas las luces, se batió una nueva marca: más de medio millón de concurrentes.
El templo es imponente. Entre la planta baja y los entrepisos alberga hasta 9 mil fieles.
Para los actos exteriores hay terrazas y explanadas. La cúpula mide 24 metros de diámetro.
El libro recopila los... ¡1887 mensajes que, según Gladys, le dejó la virgen! Pero ¿qué dice la Iglesia?
En un decreto firmado el 22 de mayo de 2016, Héctor Cardelli, obispo de San Nicolás, declaró que "las apariciones ocurridas en San Nicolás serían de carácter sobrenatural". Sí,"serían", afirmó: un modo condicional prudente. Y de pronto, la sorpresa.
Según consignó el portl Infobae, hace unas horas, el monseñor Hugo Santiago, el obispo de San Nicolás de los Arroyos, determinó "poner fin, de manera definitiva, a la difusión de los mensajes de la señora Gladys de Motta referidos a la Virgen María en su advocación de María del Rosario de San Nicolás".
Y aclaró: "Luego de consultar a Roma sobre esta posibilidad, el Vaticano me contestó, afirmativamente, que eso era lo más conveniente para la fe mariana".
Rematando así: "Para que el acontecimiento mariano de San Nicolás siga siendo digno de fe, es conveniente poner fin a la divulgación de los mensajes, que seguiré recibiendo y guardando en los archivos del obispado".
Es decir: "No, pero sí". O "Sí, pero no".
Sin embargo, la decisión no es nueva. En 1990, y luego de consultar a teólogos y psicólogos, el monseñor Domingo Castagna también anunció la necesidad de poner fin a la divulgación de los mensajes "por considerarlos suficientes y para evitar que se desvirtúen. La señora Gladys presentó como dichos de la Virgen, lo que en realidad eran sus propias reflexiones".
Pero el culto y las multitudes no se apagarán. ¿Por qué? La respuesta puede encontrarse en una obra teatral mexicana llamada y escrita por Rodolfo Usigli. En ella, un profesor de historia norteamericano dialoga con un colega mexicano sobre el fenómeno de la fe. El norteamericano es escéptico. Pero el mexicano, también escéptico, replica:
-Dile a un campesino que la Virgen de Guadalupe es un invento de la política colonial española... ¡y verás lo que te contesta!