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La misteriosa historia de Charles Manson con la CIA: un libro desmiente la versión más popular sobre el ícono de la muerte del siglo XX
Todo comenzó con un artículo que el periodista tenía que escribir en marzo de 1999 para la revista de cine Premiere.
Charles Manson, un hippie que le lavó la cabeza a un grupo de jóvenes en California para que cometieran crímenes brutales que serían icónicos, encabezando, en 1969, con el de Sharon Tate, por aquel entonces embarazada del hijo de Roman Polanski. Pero la investigación tiene lagunas que el periodista norteamericano Tom O’Neill explotó en Manson, la historia real, publicado recientemente, y que desmiente gran parte de lo que sabemos.
Todo comenzó con un artículo que el periodista tenía que escribir en marzo de 1999 para la revista de cine Premiere. Confeso desinteresado en el caso Manson, O’Neill había tomado el trabajo porque se ganaba la vida como freelance. Aún así, era “una de las pocas personas que no había leído Helter Skelter”, el libro publicado por el fiscal Vincent Bugliosi, donde se sostiene la teoría de que el Clan Manson masacró por el puro placer de masacrar, amenazando así a toda una época conocida como el “verano del amor”.
Y todo leído en clave de lo que se considera la “canción maldita” de los Beatles, que el propio Manson reconoció como inspiración para sus pulsiones más oscuras.
Sobre ese material de Bugliosi se basó el juicio sobre Manson. Pero Manson, la historia real (Roca Editorial, 544 páginas, 1099 pesos), publicado 20 años después de aquel fallido artículo que O’Neill jamás escribió, reconstruye el juicio como el rompecabezas que fue. Con el fiscal como principal enemigo, apunta a unir cabos en torno a cómo la policía de Los Angeles (LAPD), el FBI y la CIA se encargaron de encubrir lo que realmente sucedió.
Lo que el autor puede probar es que el juicio estuvo viciado, que se removieron testigos clave sin justificación y que por aquel entonces nadie lo detectó.
Lo que no puede probar, pero que sugiere con firmeza, es que Manson fue producto de una serie de experimentos de la CIA con la droga del momento, el ácido lisérgico (LSD), para hacer estudios sobre el control mental. Y la pregunta que se hace: ¿Manson usó estos métodos con sus “apóstoles” para que cometieran los crímenes?
O’Neill, quien recibe correos todos los días con consultas y teorías desde que publicó el libro, está preparando una producción para Amazon que iba a ser, en principio, una serie. Y que ahora se enteró de que probablemente sea una película que reconstruye los pasos que dio en la investigación que le llevó dos décadas.
Desde su casa en Venice Beach, Los Ángeles, habló por teléfono con Clarín sobre una historia que puede ser difícil de creer, pero también de descartar.
─Tardaste 20 años en publicar el libro. ¿Pensaste en dejarlo en algún momento?
─Todo el tiempo quise dejarlo, aunque nunca lo consideré seriamente. Me preguntaban por qué estaba haciendo lo que estaba haciendo, si valía la pena seguir. Lo valió.
─Los crímenes de la Familia Manson todavía captan la atención mundial. ¿Por qué? ¿Qué es Manson para la cultura popular?
─En la cultura popular, él personifica el mal. Como un sociópata, alguien que no tiene conciencia más allá de matar por el placer de hacerlo. Y eso es más que nada por las teorías de Bugliosi y del libro Helter Skelter. Si no creés en ese modelo, que sostiene que los crímenes se cometieron por una guerra racial y por la dominación del mundo, entonces sería un criminal ordinario manipulado por fuerzas externas. Pero Bugliosi creó este monstruo para ganar su culpabilidad. Yo discuto lo siguiente: él ya tenía el libro en mente, e hizo todo lo posible para obtener el caso más sensacionalista, vender libros y hacerse famoso, e incluso guiar al fiscal del distrito, que fue lo que de hecho hizo.
─Leyendo el libro, parece fundamental entender qué fue el "verano del amor". ¿Qué fue?
─Eso fue en 1967 y ocurrió en San Francisco, en el distrito Haight-Ashbury: la ciudad se llenó de adolescentes que buscaban nuevas experiencias: dejar el colegio, los trabajos, la familia, para experimentar con drogas, escuchar la nueva música que estaba explotando en ese momento, deshacerse de todas las reglas de la sociedad. Empezaron en una forma inocente para terminar en algo mucho más oscuro.
Entrando en la investigación, la tesis principal de tu libro es que toda la teoría de Helter Skelter está viciada. ¿Podrías explicarnos esto?
─Mi descubrimiento es que el Estado removió ilegalmente a un testigo que declaró por Susan Atkins, que parte del grupo Manson, y lo reemplazó con uno propio, que inmediatamente vició el caso. No se puede confiar nada de lo que pasó, porque el testigo fue plantado por el fiscal en la defensa. Y desde ese momento en adelante, todo fue manipulado. No fue un juicio legítimo. Pero los periodistas no tenían acceso a lo que yo tuve después de 30 años, un documento que prueba que sucedió.
─Tuviste la posibilidad de entrevistarlo a Manson. ¿Le preguntaste sobre lo que fuiste descubriendo?
─En parte sí, pero Manson todavía es un misterio para mí. No me contestaba las preguntas, jugaba su juego, hablaba con acertijos y una de mis grandes decepciones fue que nunca pude entrevistarlo en persona. Porque cuando mirás a alguien a los ojos, podés darte cuenta de ciertas cosas cosas y es difícil que te mientan. Pero nunca pude pasar de llamadas telefónicas. En 2000, cuando lo entrevisté, no tenía permitido tener visitas y estaba aislado por mal comportamiento. Cuando volví en 2008 o 2009, pude visitarlo y él estaba enojado porque yo había hablado con familiares de él, y consideró que estaba buscando información por fuera.
─¿Trataste de resolver esos acertijos que te arrojaba?
─Sí, lo que pasa es que él se enojó mucho conmigo porque le dije que se dejara de joder porque yo me había visto todas las entrevistas y sabía los juegos que hacía. No tenía nada que perder. De hecho, como al final del libro hay una parte del diálogo que yo tuve con él, me empezaron a llegar muchos correos de gente que trata de resolver el acertijo. Gente que está obsesionada con el caso y cree que hay pistas ahí, pero ya doy por cerrado el tema.
─¿Cuán creíble puede ser la teoría que explicás de que Manson fue producto de experimentos con LSD por parte de la CIA?
- Bueno, yo no sabía nada del proyecto MK Ultra (N. de la R.: un programa de control mental desarrollado ilegalmente por la CIA). Y eso fue reportado por muchos libros, pero el problema es que sus directores destruyeron la evidencia. Entonces cuando encontré estos documentos entendí que estos experimentos que hacía la CIA eran para crear lo que Manson creó, en el mismo momento, en el mismo lugar al que Manson iba todos los días.
─Pero en el libro aclarás que no podés demostrar esto.
─No. Lo máximo que pude hacer fue presentar un caso circunstancial, porque nunca pude encontrar nada que conectara a Manson con estos experimentos, excepto por el momento y el lugar, que coinciden con las visitas de Manson. Pero no encontré ningún documento que demuestre que (el psiquiatra norteamericano) Jolly West haya estado en el mismo cuarto que Manson.
─Si Manson fuese un rompecabezas y te faltase una pieza, ¿por dónde la buscarías?
─En el último capítulo aparece una pieza clave. Que podría responder todo: una grabación de audio de Tex Watson (uno de los miembros del clan), describiendo por qué los asesinatos fueron cometidos, por qué pasaron. Describe todo eso a un abogado hacia el final de noviembre de 1969, antes de que fueran condenados por asesinatos. Antes incluso de que la opinión pública supiese que la policía buscaba a un grupo de jóvenes.
─¿Y dónde están esas cintas?
─Bueno, me encantaría poder responderte. Es la evidencia que la Policía de Los Ángeles nunca me entregó. Todas las preguntas que me hice en el libro podrían tener respuesta con esas cintas. En 2008 Watson me dio esta información, luego murió, y nunca pude conseguirlas. Todas sus posesiones fueron a un fideicomiso que no me dio las cintas.
─¿Qué sabés hoy sobre Manson que no sabías hace 20 años, cuando arrancaste a escribir este libro?
─Manson estuvo definitivamente involucrado en esto. Pero creo que hubo otros involucrados y otras fuerzas detrás, y que todas esas personas escaparon de la Justicia. Y en el libro trato de buscar una forma de documentar esto. Haciendo esto me di cuenta de que la historia que nos fue contada a través de los juicios fue falsa pero no pude crear el cuadro perfecto de lo que sucedió realmente. Y espero que el libro funcione, porque el lector puede acceder a toda la evidencia que conseguí y llegar a sus propias conclusiones. Y así decidir si creen en la historia que nos contaron o no.
Todo comenzó con un artículo que el periodista tenía que escribir en marzo de 1999 para la revista de cine Premiere. Confeso desinteresado en el caso Manson, O’Neill había tomado el trabajo porque se ganaba la vida como freelance. Aún así, era “una de las pocas personas que no había leído Helter Skelter”, el libro publicado por el fiscal Vincent Bugliosi, donde se sostiene la teoría de que el Clan Manson masacró por el puro placer de masacrar, amenazando así a toda una época conocida como el “verano del amor”.
Y todo leído en clave de lo que se considera la “canción maldita” de los Beatles, que el propio Manson reconoció como inspiración para sus pulsiones más oscuras.
Sobre ese material de Bugliosi se basó el juicio sobre Manson. Pero Manson, la historia real (Roca Editorial, 544 páginas, 1099 pesos), publicado 20 años después de aquel fallido artículo que O’Neill jamás escribió, reconstruye el juicio como el rompecabezas que fue. Con el fiscal como principal enemigo, apunta a unir cabos en torno a cómo la policía de Los Angeles (LAPD), el FBI y la CIA se encargaron de encubrir lo que realmente sucedió.
Lo que el autor puede probar es que el juicio estuvo viciado, que se removieron testigos clave sin justificación y que por aquel entonces nadie lo detectó.
Lo que no puede probar, pero que sugiere con firmeza, es que Manson fue producto de una serie de experimentos de la CIA con la droga del momento, el ácido lisérgico (LSD), para hacer estudios sobre el control mental. Y la pregunta que se hace: ¿Manson usó estos métodos con sus “apóstoles” para que cometieran los crímenes?
O’Neill, quien recibe correos todos los días con consultas y teorías desde que publicó el libro, está preparando una producción para Amazon que iba a ser, en principio, una serie. Y que ahora se enteró de que probablemente sea una película que reconstruye los pasos que dio en la investigación que le llevó dos décadas.
Desde su casa en Venice Beach, Los Ángeles, habló por teléfono con Clarín sobre una historia que puede ser difícil de creer, pero también de descartar.
─Tardaste 20 años en publicar el libro. ¿Pensaste en dejarlo en algún momento?
─Todo el tiempo quise dejarlo, aunque nunca lo consideré seriamente. Me preguntaban por qué estaba haciendo lo que estaba haciendo, si valía la pena seguir. Lo valió.
─Los crímenes de la Familia Manson todavía captan la atención mundial. ¿Por qué? ¿Qué es Manson para la cultura popular?
─En la cultura popular, él personifica el mal. Como un sociópata, alguien que no tiene conciencia más allá de matar por el placer de hacerlo. Y eso es más que nada por las teorías de Bugliosi y del libro Helter Skelter. Si no creés en ese modelo, que sostiene que los crímenes se cometieron por una guerra racial y por la dominación del mundo, entonces sería un criminal ordinario manipulado por fuerzas externas. Pero Bugliosi creó este monstruo para ganar su culpabilidad. Yo discuto lo siguiente: él ya tenía el libro en mente, e hizo todo lo posible para obtener el caso más sensacionalista, vender libros y hacerse famoso, e incluso guiar al fiscal del distrito, que fue lo que de hecho hizo.
─Leyendo el libro, parece fundamental entender qué fue el "verano del amor". ¿Qué fue?
─Eso fue en 1967 y ocurrió en San Francisco, en el distrito Haight-Ashbury: la ciudad se llenó de adolescentes que buscaban nuevas experiencias: dejar el colegio, los trabajos, la familia, para experimentar con drogas, escuchar la nueva música que estaba explotando en ese momento, deshacerse de todas las reglas de la sociedad. Empezaron en una forma inocente para terminar en algo mucho más oscuro.
Entrando en la investigación, la tesis principal de tu libro es que toda la teoría de Helter Skelter está viciada. ¿Podrías explicarnos esto?
─Mi descubrimiento es que el Estado removió ilegalmente a un testigo que declaró por Susan Atkins, que parte del grupo Manson, y lo reemplazó con uno propio, que inmediatamente vició el caso. No se puede confiar nada de lo que pasó, porque el testigo fue plantado por el fiscal en la defensa. Y desde ese momento en adelante, todo fue manipulado. No fue un juicio legítimo. Pero los periodistas no tenían acceso a lo que yo tuve después de 30 años, un documento que prueba que sucedió.
─Tuviste la posibilidad de entrevistarlo a Manson. ¿Le preguntaste sobre lo que fuiste descubriendo?
─En parte sí, pero Manson todavía es un misterio para mí. No me contestaba las preguntas, jugaba su juego, hablaba con acertijos y una de mis grandes decepciones fue que nunca pude entrevistarlo en persona. Porque cuando mirás a alguien a los ojos, podés darte cuenta de ciertas cosas cosas y es difícil que te mientan. Pero nunca pude pasar de llamadas telefónicas. En 2000, cuando lo entrevisté, no tenía permitido tener visitas y estaba aislado por mal comportamiento. Cuando volví en 2008 o 2009, pude visitarlo y él estaba enojado porque yo había hablado con familiares de él, y consideró que estaba buscando información por fuera.
─¿Trataste de resolver esos acertijos que te arrojaba?
─Sí, lo que pasa es que él se enojó mucho conmigo porque le dije que se dejara de joder porque yo me había visto todas las entrevistas y sabía los juegos que hacía. No tenía nada que perder. De hecho, como al final del libro hay una parte del diálogo que yo tuve con él, me empezaron a llegar muchos correos de gente que trata de resolver el acertijo. Gente que está obsesionada con el caso y cree que hay pistas ahí, pero ya doy por cerrado el tema.
─¿Cuán creíble puede ser la teoría que explicás de que Manson fue producto de experimentos con LSD por parte de la CIA?
- Bueno, yo no sabía nada del proyecto MK Ultra (N. de la R.: un programa de control mental desarrollado ilegalmente por la CIA). Y eso fue reportado por muchos libros, pero el problema es que sus directores destruyeron la evidencia. Entonces cuando encontré estos documentos entendí que estos experimentos que hacía la CIA eran para crear lo que Manson creó, en el mismo momento, en el mismo lugar al que Manson iba todos los días.
─Pero en el libro aclarás que no podés demostrar esto.
─No. Lo máximo que pude hacer fue presentar un caso circunstancial, porque nunca pude encontrar nada que conectara a Manson con estos experimentos, excepto por el momento y el lugar, que coinciden con las visitas de Manson. Pero no encontré ningún documento que demuestre que (el psiquiatra norteamericano) Jolly West haya estado en el mismo cuarto que Manson.
─Si Manson fuese un rompecabezas y te faltase una pieza, ¿por dónde la buscarías?
─En el último capítulo aparece una pieza clave. Que podría responder todo: una grabación de audio de Tex Watson (uno de los miembros del clan), describiendo por qué los asesinatos fueron cometidos, por qué pasaron. Describe todo eso a un abogado hacia el final de noviembre de 1969, antes de que fueran condenados por asesinatos. Antes incluso de que la opinión pública supiese que la policía buscaba a un grupo de jóvenes.
─¿Y dónde están esas cintas?
─Bueno, me encantaría poder responderte. Es la evidencia que la Policía de Los Ángeles nunca me entregó. Todas las preguntas que me hice en el libro podrían tener respuesta con esas cintas. En 2008 Watson me dio esta información, luego murió, y nunca pude conseguirlas. Todas sus posesiones fueron a un fideicomiso que no me dio las cintas.
─¿Qué sabés hoy sobre Manson que no sabías hace 20 años, cuando arrancaste a escribir este libro?
─Manson estuvo definitivamente involucrado en esto. Pero creo que hubo otros involucrados y otras fuerzas detrás, y que todas esas personas escaparon de la Justicia. Y en el libro trato de buscar una forma de documentar esto. Haciendo esto me di cuenta de que la historia que nos fue contada a través de los juicios fue falsa pero no pude crear el cuadro perfecto de lo que sucedió realmente. Y espero que el libro funcione, porque el lector puede acceder a toda la evidencia que conseguí y llegar a sus propias conclusiones. Y así decidir si creen en la historia que nos contaron o no.
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