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La metamorfosis de la Selección: de Lionel Messi a Mascherano y Rojo

Argentina tuvo dos caras diferentes en los siete partidos del Mundial y pasamos de aplaudir a los cracks de arriba a los jugadores menos técnicos y que más "huevos" pusieron.

La Selección Argentina mostró dos caras totalmente antagónicas en este Mundial de Brasil 2014. El equipo de Alejandro Sabella sufrió una metamorfosis en siete partidos. Pasó de jugar con un equipo ofensivo, con los cuatro fantásticos (Lionel Messi, Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín y Ángel Di María) y dejamos de aplaudir a La Pulga y empezamos a alabar a Javier Mascherano y Marcos Rojo.

Es cierto que Argentina jugó los primeros partidos contra rivales de una categoría inferior y que casi no atacaron, el único "atrevido" fue Nigeria que hizo dos goles en dos llegadas. Esto fue un llamado de atención para Sabella, que desde el partido con Bélgica y la lesión de Di María, un jugador clave, entendió que lo primordial era reforzar la defensa con muchos hombres.

Por este motivo, Messi desapareció: nunca pudo ponerse el equipo al hombro ni hacerse el conductor del equipo, pero porque son facetas que el crack no tiene. La gente le pedía que haga cosas que no sabe hacer. La Pulga no es conductor ni se pone el equipo al hombro, él es definidor, y quedó demostrado que no hay un jugador que le genere juego, por esto, tiene que sacrificarse y hacerlo él.

Esta situación trajo aparejado que Argentina gane los partidos con disciplina táctica, concentración y mucha garra. Acá es cuando se destacaron los Mascherano y los Rojo, dos jugadores que técnicamente no son buenos jugadores, pero suplen sus carencias con disciplina táctica y aporte físico. Esta era la Selección que más llamó la atención de la gente, por los "huevos" que pusieron, pero que a la hora de jugar no tuvo ideas claras.

Argentina demostró que con el lado B llegó a la final, aunque todos preferían llegar con el lado A, pero Sabella entendió que intentando jugar no le alcanzaba a la Selección. La Argentina se pareció más a aquella de Italia 90 y eso encendió a la gente, pero que otra vez le faltó esa chispa de meter las chances que se tuvieron.

Rusia 2018 será la próxima escala, pero todavía faltan cuatro años y habrá que ver en la Copa América del año que viene, para saber cómo sigue esta historia. Lo primordial será saber, primero, a que jugamos.