DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

La manía K de culpar a los medios

*Por Ricardo Kirschbaum. Randazzo es una de esas personas que parecen preparadas para decir cosas interesantes pero nunca las dicen.

El domingo no encontró palabras que le vinieran bien para explicar la debacle electoral y derivó a los medios la responsabilidad de la derrota . Ayer quiso corregirse y la complicó más (Ver: El kirchnerismo volvió a culpar a los medios por la derrota).

A contramano del mensaje conciliador de Filmus y del aún más inusual saludo de la Presidenta a Macri, el ministro interpretó que la gente votó mal por culpa de la prensa. La más estrecha de las perspectivas es siempre la de negarse a percibir lo que pasa. Los votantes porteños no tienen pensamiento propio: son manipulados por el periodismo .

Lo de Randazzo no difiere, en el fondo, de la lógica elitista con que el kirchnerismo despreció el voto por Macri en la primera vuelta. Aunque suene mejor pelearse con los medios que con la gente. Ahora, el ministro dice que sus declaraciones fueron "sacadas de contexto". Lo que quiso decir, aclaró, es que hay que "evitar que la interlocución del mensaje político y la sociedad se dé a través de los medios".

¿Aclaró? Si hay algo que el Gobierno hace sistemáticamente es eludir a los medios: no da conferencias de prensa ni reportajes, salvo a los periodistas amigos. Y la Presidenta utiliza a granel la cadena oficial.

Ella misma fue quien prohibió a Filmus que concediera notas a diarios no oficialistas como Clarín y participara del debate en TN . La campaña fue todo lo que Cristina autorizó . Y por eso es la principal responsable de la derrota: convocó a un casting entre tres precandidatos, sin permitir que lo eligieran los afiliados. Llenó el resto de los casilleros de la lista con La Cámpora a la cabeza y se convirtió en una virtual jefa de campaña.

El kirchnerismo vive en un mundo cerrado, que le resulta necesario. Hasta en lo estético: el domingo, los de Filmus se exhibían en blanco y negro, como un revival de los 70. Los de Macri en una estudiada fiesta de colores. Un juego de imágenes para una elección que trasciende la geografía porteña.