La "luna de sangre" ya es visible en Argentina
El Planetario de Buenos Aires y otros en el interior del país pusieron a disposición del público telescopios y en el caso del primero también pantalla gigante y música.
Un eclipse total de luna, que presentó un espectáculo singular ya que coincidió con el punto de órbita de ese satélite más cercano a la Tierra, fue visto hoy en todo el país y el resto del continente, por lo que se lo pudo apreciar teñido de color rojizo y de un brillo especialmente intenso.
El Planetario de Buenos Aires y otros en el interior del país pusieron a disposición del público telescopios y en el caso del primero también pantalla gigante y música.
Cientos de personas, muchas de ellas en familia, se acercaron esta noche a avenida Sarmiento y avenida Figueroa Alcorta, en la ciudad de Buenos Aires, para apreciar el fenómeno.
Si bien el próximo eclipse de luna se podrá ver en la Argentina el 27 de julio de 2018, un espectáculo similar al de hoy, con la llamada "súper luna", por su proximidad a la Tierra, se repetirá en 2033, en tanto que el último había sido en 1982 y en un siglo se produjeron solamente cinco.
El coordinador del Área de Divulgación Científica del Planetario "Galileo Galilei", Mariano Ribas, explicó que se trató de "un eclipse muy especial" porque no fue una "luna llena común, sino algo que suele llamarse 'súper luna'", dado que el satélite estuvo "en su perigeo, el punto de su órbita más cercano a la Tierra, a 'sólo' 357 mil kilómetros de distancia", describió.
Por ese motivo fue vista "un poco más grande (un 13-14 por ciento) y brillante de lo habitual", describió el especialista.
Ribas destacó que la luna ingresó en un "enorme cono de sombra de la Tierra", pero "lejos de desaparecer" quedó "bañado por un etéreo color rojizo-anaranjado" que fue observado a simple vista desde la Argentina y toda América, lo mismo que desde el este de Europa y el norte de África.
Pasadas las 21 comenzó el eclipse con el ingreso de la luna en la penumbra de la Tierra, aunque comenzó a verse a las 22,07, cuando se ubicó "a casi 40 grados de altura sobre el horizonte noreste" y se introdujo en lo que los astrónomos llaman la "umbra", que es la "parte central del cono de sombra terrestre".
Así la Tierra fue cubriendo el disco lunar que fue de a poco oscureciéndose, hasta que a las 23,11 la luna quedó "completamente sumergida en la umbra terrestre" y se produjo la "totalidad del eclipse", dijo.
A las 23,47, el satélite quedó iluminado por un débil tono rojizo, un fenómeno provocado por la refracción de luz solar causada por la atmósfera terrestre.
"Y es justamente esa débil luz la que salva a la luna de lo que, de otro modo, sería una oscuridad absoluta", explicó Ribas.
La "totalidad" del eclipse, dijo, duró una hora y 12 minutos, pasada la medianoche.
"El resto del eclipse será como ver la película al revés: minuto a minuto, la blanca e intensa luz solar directa irá ganando nuevamente el disco lunar. La Luna saldrá de la 'umbra' a las 1,27 de la madrugada del lunes", puntualizó.
Ese fue, dijo, "el final del verdadero eclipse", de forma tal que la "parte interesante del fenómeno" duró tres horas.
El Planetario de Buenos Aires y otros en el interior del país pusieron a disposición del público telescopios y en el caso del primero también pantalla gigante y música.
Cientos de personas, muchas de ellas en familia, se acercaron esta noche a avenida Sarmiento y avenida Figueroa Alcorta, en la ciudad de Buenos Aires, para apreciar el fenómeno.
Si bien el próximo eclipse de luna se podrá ver en la Argentina el 27 de julio de 2018, un espectáculo similar al de hoy, con la llamada "súper luna", por su proximidad a la Tierra, se repetirá en 2033, en tanto que el último había sido en 1982 y en un siglo se produjeron solamente cinco.
El coordinador del Área de Divulgación Científica del Planetario "Galileo Galilei", Mariano Ribas, explicó que se trató de "un eclipse muy especial" porque no fue una "luna llena común, sino algo que suele llamarse 'súper luna'", dado que el satélite estuvo "en su perigeo, el punto de su órbita más cercano a la Tierra, a 'sólo' 357 mil kilómetros de distancia", describió.
Por ese motivo fue vista "un poco más grande (un 13-14 por ciento) y brillante de lo habitual", describió el especialista.
Ribas destacó que la luna ingresó en un "enorme cono de sombra de la Tierra", pero "lejos de desaparecer" quedó "bañado por un etéreo color rojizo-anaranjado" que fue observado a simple vista desde la Argentina y toda América, lo mismo que desde el este de Europa y el norte de África.
Pasadas las 21 comenzó el eclipse con el ingreso de la luna en la penumbra de la Tierra, aunque comenzó a verse a las 22,07, cuando se ubicó "a casi 40 grados de altura sobre el horizonte noreste" y se introdujo en lo que los astrónomos llaman la "umbra", que es la "parte central del cono de sombra terrestre".
Así la Tierra fue cubriendo el disco lunar que fue de a poco oscureciéndose, hasta que a las 23,11 la luna quedó "completamente sumergida en la umbra terrestre" y se produjo la "totalidad del eclipse", dijo.
A las 23,47, el satélite quedó iluminado por un débil tono rojizo, un fenómeno provocado por la refracción de luz solar causada por la atmósfera terrestre.
"Y es justamente esa débil luz la que salva a la luna de lo que, de otro modo, sería una oscuridad absoluta", explicó Ribas.
La "totalidad" del eclipse, dijo, duró una hora y 12 minutos, pasada la medianoche.
"El resto del eclipse será como ver la película al revés: minuto a minuto, la blanca e intensa luz solar directa irá ganando nuevamente el disco lunar. La Luna saldrá de la 'umbra' a las 1,27 de la madrugada del lunes", puntualizó.
Ese fue, dijo, "el final del verdadero eclipse", de forma tal que la "parte interesante del fenómeno" duró tres horas.