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La Justicia investiga la denuncia de acoso sexual contra Diego Pimentel
El 29 de marzo de este año, Anahí de la Fuente denunció por acoso sexual al director de Centro Cultural San Martín, Diego Pimentel.
Los hechos comenzaron en 2017 cuando Anahí de la Fuente ingresó a trabajar en el área de comunicación del Centro Cultural San Martín, sin embargo la felicidad por el nuevo puesto duró poco. "Acoso sexual permanente" fue lo que Anahí denunció que sufría por parte de su jefe, Diego Pimentel.
De la Fuente percibió la primera señal de una conducta inapropiada en el cocktail de un festival que había sido organizado por Pimentel. "Se sentó al lado mío, conversamos y empezó a subir el tono. Al irnos, ofreció llevarnos a todas, dio una vuelta bárbara para dejarme a mí a lo último y me hizo pasar adelante. De ahí en más empezó el acoso, físico y emocional. Pidió mi número y me llamaba hasta los fines de semana", contó la artista a Infobae cultura en julio.
La situación escaló rápidamente y para Anahí, cada interacción con Pimentel significaba soportar un "juego de violencia sexual" con el que ella no estaba de acuerdo en absoluto. "Me agarraba de las manos, me tiraba para atrás los brazos, como en un gesto de reducirme. Faltaba que me ponga las esposas. Nunca lo interpreté como un juego. ¡Era mi jefe! Lo que hacía era incitar a un juego de violencia sexual, totalmente fuera de lugar. Yo me quedaba paralizada y me intentaba soltar. Me agarraba, me pellizcaba de la cintura, me abrazaba y me apoyaba. Noté que era cada vez más intenso, entonces me puse en alerta, y me dije: esto va a ser peor".
La artista acudió a la Red de Abogadas Feministas, que le aconsejaron enviar un telegrama a la institución para informarles sobre los episodios de acoso. Esto derivó en una intervención del Ministerio de Cultura, que inició un sumario para que comenzara una investigación interna. Mientras tanto, Anahí y otras mujeres afectadas por la conducta acosadora de Pimentel, tenían que seguir lidiando con él a diario.
La artista decidió entonces dejar de asistir al trabajo y a los pocos días, el 13 de marzo, recibió una cédula firmada por su acosador en el que le informaban que había sido desvinculada por las reiteradas ausencias.
Ahí sí, Anahí decidió llevar su caso a la Justicia y denunció a Pimentel por "maltrato físico" y "acoso sexual en lugares privados de acceso público", todo agravado por su condición de funcionario público. La denuncia quedó asentada en la Fiscalía N° 16 especializada en violencia de género a cargo de Claudia Barcia.
"A los pocos días nuestros puestos ya estaban ocupados, y no es casualidad, por varones", agregó la denunciante a Infobae. "Quería que me cambiaran de sección, no dejar de laburar. Queríamos que nos alejen de Pimentel por nuestra salud física y psíquica", cerró.
Tras conocerse las denuncias judiciales, Pimentel renunció a su cargo a fines de agosto. Anahí todavía no pudo volver al centro cultural. "Él tiene tres laburos y yo no tengo ninguno, él sigue teniendo beneficios. Yo me tuve que ir de mi casa a vivir con mi abuela porque ya no podía pagar el alquiler. Me endeudé para pagarle a la abogada que igual me cobra casi nada, no consigo trabajo pero además, por qué no puedo seguir laburando ahí yo si el que se tiene que ir es él", lamentó la denunciante en diálogo con Página12.
La causa penal está en etapa de pruebas. "Se presentaron testigos que acreditan el trato desigual de Pimentel con respecto de las empleadas mujeres. Su defensa se basa en presentar el caso como un conflicto laboral y en que no había contacto directo pero tenemos prueba suficiente para desacreditar esos testimonios", aseguró Jimena Gibertoni, la abogada querellante.
De la Fuente percibió la primera señal de una conducta inapropiada en el cocktail de un festival que había sido organizado por Pimentel. "Se sentó al lado mío, conversamos y empezó a subir el tono. Al irnos, ofreció llevarnos a todas, dio una vuelta bárbara para dejarme a mí a lo último y me hizo pasar adelante. De ahí en más empezó el acoso, físico y emocional. Pidió mi número y me llamaba hasta los fines de semana", contó la artista a Infobae cultura en julio.
La situación escaló rápidamente y para Anahí, cada interacción con Pimentel significaba soportar un "juego de violencia sexual" con el que ella no estaba de acuerdo en absoluto. "Me agarraba de las manos, me tiraba para atrás los brazos, como en un gesto de reducirme. Faltaba que me ponga las esposas. Nunca lo interpreté como un juego. ¡Era mi jefe! Lo que hacía era incitar a un juego de violencia sexual, totalmente fuera de lugar. Yo me quedaba paralizada y me intentaba soltar. Me agarraba, me pellizcaba de la cintura, me abrazaba y me apoyaba. Noté que era cada vez más intenso, entonces me puse en alerta, y me dije: esto va a ser peor".
La artista acudió a la Red de Abogadas Feministas, que le aconsejaron enviar un telegrama a la institución para informarles sobre los episodios de acoso. Esto derivó en una intervención del Ministerio de Cultura, que inició un sumario para que comenzara una investigación interna. Mientras tanto, Anahí y otras mujeres afectadas por la conducta acosadora de Pimentel, tenían que seguir lidiando con él a diario.
La artista decidió entonces dejar de asistir al trabajo y a los pocos días, el 13 de marzo, recibió una cédula firmada por su acosador en el que le informaban que había sido desvinculada por las reiteradas ausencias.
Ahí sí, Anahí decidió llevar su caso a la Justicia y denunció a Pimentel por "maltrato físico" y "acoso sexual en lugares privados de acceso público", todo agravado por su condición de funcionario público. La denuncia quedó asentada en la Fiscalía N° 16 especializada en violencia de género a cargo de Claudia Barcia.
"A los pocos días nuestros puestos ya estaban ocupados, y no es casualidad, por varones", agregó la denunciante a Infobae. "Quería que me cambiaran de sección, no dejar de laburar. Queríamos que nos alejen de Pimentel por nuestra salud física y psíquica", cerró.
Tras conocerse las denuncias judiciales, Pimentel renunció a su cargo a fines de agosto. Anahí todavía no pudo volver al centro cultural. "Él tiene tres laburos y yo no tengo ninguno, él sigue teniendo beneficios. Yo me tuve que ir de mi casa a vivir con mi abuela porque ya no podía pagar el alquiler. Me endeudé para pagarle a la abogada que igual me cobra casi nada, no consigo trabajo pero además, por qué no puedo seguir laburando ahí yo si el que se tiene que ir es él", lamentó la denunciante en diálogo con Página12.
La causa penal está en etapa de pruebas. "Se presentaron testigos que acreditan el trato desigual de Pimentel con respecto de las empleadas mujeres. Su defensa se basa en presentar el caso como un conflicto laboral y en que no había contacto directo pero tenemos prueba suficiente para desacreditar esos testimonios", aseguró Jimena Gibertoni, la abogada querellante.
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