La intolerancia y la Feria del Libro
La designación del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa para pronunciar el discurso inaugural de la Feria del Libro ha sido cuestionada por el director de la Biblioteca Nacional y por intelectuales vinculados al Gobierno, abriéndose así una discusión que engloba tanto el vínculo de la literatura con la política como también la propensión del oficialismo a obstaculizar la circulación de voces críticas.
La desmesura del reclamo y el previsible impacto negativo en la opinión pública, obligó a la propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner a frenar la ofensiva.
Los referentes del kirchnerismo cuestionan a Vargas LLosa sus críticas a los gobiernos populistas de la región y en particular al Gobierno local. El escritor nunca se ha desentendido de la política, pero la Cámara del Libro, entidad organizadora de la Feria, invitó al Premio Nobel por su trayectoria y, obviamente, en un contexto de vigencia de libertades constitucionales. Y es realmente auspiciosa la invitación a que Vargas Llosa inaugure la feria cultural más concurrida del país, ya que la jerarquizará y seguramente también hará que se promuevan debates y discusiones.
La intolerancia ante el pluralismo y la crítica es parte de una cultura totalitaria que campea en sectores del oficialismo y que habitualmente se expresa en la defensa de dictaduras y regímenes autoritarios de la región y del mundo. La Feria del Libro, como parte de la actividad editorial y de la cultura local no puede subordinarse a semejante política y debe ser el escenario de la libertad de expresión y el pluralismo