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La injusta libertad de Scilingo

Un régimen de libertad condicionada sumamente laxo brindado por la justicia española es el que le permite disfrutar de una vida alejada del presidio.

Las calles de Madrid vuelven a ser su refugio. Adolfo Scilingo, condenado a 1084 años de prisión por crímenes cometidos durante los años de la última dictadura militar, pasea su figura por la Gran Vía. ¿Qué es lo que lo ha hecho posible?  Un régimen de libertad condicionada sumamente laxo brindado por la justicia española es el que le permite disfrutar de una vida alejada del presidio.

Scilingo es el emblema de una de las prácticas más oscuras y dolorosas desplegadas por la última dictadura sobre los detenidos-desaparecidos que estuvieron  cautivos en la Escuela de Mecánica de la Armada, uno de los más grandes centros clandestinos de detención donde miles de personas sufrieron prisión y tormento. Buena parte de quienes fueron ejecutores de esos atropellos a la dignidad humana han debido responder ante la justicia. Scilingo, responsable confeso de los vuelos de la muerte, es uno de ellos, con la excepción de que hoy, luego de haber sido  juzgado y condenado por los tribunales, un artilugio legal parece permitirle sortear la incomodidad de vivir el resto de sus días en la cárcel.

Desde el restablecimiento de la democracia en 1983 hasta nuestros días, nuestro país  ha realizado un gran esfuerzo por garantizar justicia frente a esta clase de crímenes, algo que le ha permitido constituirse en referente internacional respecto a la no tolerancia de ninguna impunidad para los crímenes cometidos por agentes del  Estado.

Que Scilingo disfrute de  libertad, así fuera ésta de carácter transitorio, es una afrenta para todos aquellos que creemos que los delitos de Lesa humanidad merecen el mayor de los repudios y la más dura de las condenas. Su libertad es también una afrenta a la memoria de nuestros muertos y desaparecidos, a sus familiares, a sus compañeros.

Por todo eso no cabe otra opción que enunciar nuestro firme repudio y reclamo ante la justicia española para que reconsidere los beneficios otorgados  a quien es responsable de crímenes atroces que aún hoy, a tantas décadas de haber ocurrido, nos siguen doliendo y no olvidamos.

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