La imprecisión de los límites
*Por Luis Paz. El décimo disco en veinte años de la banda liderada por Adrián Dárgelos vuelve a sorprender a propios y extraños.
Se trata de un trabajo mutante, en el que la estructura de las canciones se desvanece y las fronteras genéricas se mezclan y entran en discusión.
El propio Adrián Dárgelos ha descripto a su flamante A propósito como una obra que versa sobre "la mutación, la fantasía y el delirio"; y ha postulado que este décimo disco en veinte años es un álbum mutante en el que los límites de las canciones y su estructura se desvanecen, se mezclan, interceden y entran en discusión. Qué decir, más que efectivamente es eso lo que aparece en este bloque de 44 minutos prácticamente indisoluble para su comprensión. Qué agregar, si es obvio lo fundamentales que fueron para la salud del rock argentino de este siglo, que el nivel de abstracción de Dárgelos es posiblemente el más alto de su generación y que, como músicos, los cinco Babasónicos (para este disco ya sin el bajista Gabo Manelli en ninguna forma actuante, fallecido en 2008) son por demás prodigiosos.
A propósito es el regreso a una senda barroca dejada atrás en Jessico, a cambio de un camino sintético que tuvo en Mucho (su disco anterior, de 2008) un corolario de abreviaturas en todo sentido. Adrede y acerca de eso, A propósito es, esta vez, una posibilidad de replanteo del peso de las consecuencias ("En privado"), de la moral y la decencia ("El pupilo"), de la estrechez y la pavura de clase ("Fiesta popular") y de la creación en sí misma ("Ideas"). Un disco en el que, dentro de la angostura que le ofrecen los géneros musicales al análisis, el mid-tempo reinante aparece atravesado por pulsos bailables en "Muñeco de Haití" (que con recurso a Manchester corona su mejor intento bolichero), atorado por romances musicales (con su métrica, en otra rítmica) y totalmente abandonado por la típica idea del acorde de guitarras: aquí todo lo que suena es arreglo para una melodía intentada entre todos, pero con Dárgelos meciendo la mano.
La primera frase que Babasónicos decidió mostrar de esta nueva placa es la que abre el corte "Deshoras": "Me encuentro en esa posición en que todos a mi alrededor fingen estar entusiasmados, todos a la vez", canta Dárgelos. Y, maldito o bendito sea, no hace más que acertar: el entusiasmo que despierta un nuevo disco suyo es transversal a público, promotores y colegas, pero detrás de él se yergue, en la acumulación de escuchas, una montaña de nuevos entusiasmos para el sexo, la dignidad, la honra, el baile y la psicodelia (como método de comprensión del mundo más que como rato de escape narcótico); nevada de mentiras, realidades y espejismos.
Bueno, hay una instancia de escasa obviedad en este disco, y es una a propósito del rock como espacio de realización de una confrontación que es inagotable: no contra el sistema sino contra el tiempo que nos pasa a través como sociedad. Si cuando el rock se vestía de aguante, ellos salían con su alta cultura kitsch; si cuando la tendencia se teñía de meta-rock, ellos se aboleraban en Infame; si cuando el rock dejó de vender discos ellos lo hicieron a través de celulares o notebooks, ahora que el rock se halla estancado en una incapacidad para romper con la lógica narrativa del sujeto verbo predicado o del paseo de La, acá están estas diez canciones que, como Ulises joyceano o Aleph borgeano, destrozan la mitad de las certezas que uno podía tener sobre las cosas; y despellejan la otra mitad. Más precisiones acerca de un disco tan impreciso en sus límites sería una tarea posible sólo por un verdadero mutante.
Desde la humanidad posible, A propósito es, a junio, el texto más severo que publicó aquí el mainstream.