La hora de las mucamas
*Por Alejandro Castañeda. Después de tomar nota de lo que le pasó a Strauss Kahn con la mucama del hotel Sofitel, Arnold Schwarzenegger prefirió sincerarse: admitió, tarde, que se había olvidado de contarle a la familia que tiene un hijo de diez años con la que fue la empleada de la casa durante veinte, la guatemalteca Mildred Patricia Baena.
Son casos diferentes, aunque se trate de mucamas extranjeras: una latina y una nigeriana, lo que para algunos refuerza la idea de dominio e impunidad.
Es que deseo y poder no contrastan. Al contrario, se refuerzan. En lo de Arnold se habla de sexo consentido, aunque muchos creen que, ante condiciones tan asimétricas, como la de un casi gobernador y astro de cine con su empleada domestica, el consentimiento suele ser una borrosa zona entre el favor y el reaseguro laboral.
Lo de Strauss Kanh es mucho peor. Porque en un ataque inexplicable corrió desnudo a la muchacha por todo el cuarto, la alcanzó y la obligó a una felación. Hoy los abogados hablan de que todo fue acordado.
¿Sexo consentido? Anda explicale a tipos como Arnold y Dominique que tienen que pedirle permiso a las mucamas.
Estados Unidos es escenario de este par de sucesos que tiene en el centro de la escena a dos personajes de alta gama sumergidos en historias de sexo con personal domestico. Schwarzenegger admitió todo y eso le deja las manos libres, aunque en su casa el terremoto parece haber sido mucho peor que el temblor que rodea a Strauss-Kahn, a quien sólo su mujer parece creerle que la mucama, extranjera, viuda y madre, fue la culpable del ataque.
Desde todos lados se opina sobre el hecho. Para algunas, estos casos confirman la existencia de una violencia de género que se ejerce sin demasiados límites y que es tolerada por una doctrina no escrita que habla del respeto a la vida privada y la aceptación de estos deslices como cables a tierra de gente importante y ocupada. Para otros, es la demostración brutal del poder en su faz mas desquiciada. Muchos ven un brote de sinrazón y locura en la conducta de un tipo que tenia el mundo en sus manos y que rifó casi todo por una relación que mezcla sometimiento y antojo. Para ciertos franceses, a Dominique le hicieron una cama. Para casi todos, es un hecho absurdo, inexplicable y canalla.
Los comentarios citan a Clinton, Berlusconi y varios más a la hora de querer explicar esa tentación que tienen por el sexo las figuras de mayor poder. Y los especialistas en disturbios de la libido, han dicho que la pulsión por el sexo en un brote irresistible al que no pueden sustraerse, entre otras razones porque tienen muy confundidas la idea del deseo, el respeto y el castigo.
El ex gobernador de California dijo que esta novedad fue la causa aparente de que su esposa Maria Shriver abandonara la casa y que ambos anunciaran su separación, luego de 25 años de matrimonio. Nada se sabe de lo que puede suceder en el hogar del director del FMI. La novedad como suele suceder ha dado lugar a otras revelaciones: el gobernador era -lo dicen todos- muy toquetón y durante esa campaña que lo llevo a ser gobernador de California durante siete años, siempre se las ingenió para acercarse a la militancia mas linda en busca de algunos favores. Cuando la campaña arreciaba, iba a la piecita del fondo y se aliviaba con la guatemalteca que le planchaba la ropa. Y de Kahn se supo que ya es veterano en acoso y abusos. Una inclinación que ahora, gracias a la nigeriana que se animó a denunciarlo, salen a la luz.
A veces estos hombres confunden sus roles y quieren ejercer sus dominios en cualquier terreno. Terminator aplicó su más genuina naturaleza de hombre poderoso para quebrar a la guatemalteca. Y Dominique exigió sexo oral a la chica de la limpieza porque en el FMI aprendió que todos son deudores. Y que cada un tributa con lo que tiene a mano.