La historia oficial del viaje del que habló el país
Paparazzi redobla la apuesta y desafía a los que murieron en el intento de desvirtuar nuestra primicia: con más datos y la objetividad de siempre, les contamos paso a paso las vacaciones del economista y la vedette en Oceanía. ¿Cuánto gastaron? ¿Qué comieron? ¿El mozo era argentino?
A lo mejor quedó resto en el pastillero y probablemente otra vez haya que enfilar hacia el botiquín con un vasito con agua listo para practicarle un fondo blanco. A todos aquellos que en los últimos días se dedicaron a poner en tela de juicio la ilustración gráfica con la que acompañamos la primicia exclusiva del viaje a Luciana Salazar (30) y Martín Redrado (49) a la Polinesia, les advertimos que, muy posiblemente, estén a punto de encontrar nuevos motivos para salir corriendo a buscar algún comprimido tranquilizador. Afortunadamente, los brotes de envidia y la hilacha que dejaron al desnudo varios medios tras la noticia que informamos con veracidad y datos concretos, no atentó en lo más mínimo contra la confianza que los lectores nos demuestran cada que vez que nos eligen. Hoy, dos semanas después de la explosión mediática que generó Paparazzi al ventilar las vacaciones del economista y la vedette en una de las zonas más paradisíacas del planeta, no solamente lo ratificamos, sino que, además, aportamos nuevas pruebas. Nuevos elementos que respaldan lo descrito y que confirman el romántico descanso que la rubia y el ex presidente del Banco Central transitaron en las Islas Fiji, entre lujos, aires de diva y nervios por llamar la atención de los curiosos que nunca faltan.
Era lógico suponer que aparecerían un sinfín de maniobras de despiste. Antes, durante y después del periplo, la pareja ensayó diferentes mecanismos para debilitar las repercusiones y desvirtuar la nota titulada: Con una rubia en el avión. Obviamente, ya era tarde. Y no se trata de descalificar la inteligencia de los protagonistas, porque, de antemano, intentaron ser astutos. Diagramaron cada detalle detenidamente, con el propósito, claro, de disimular. El acuerdo consistió en un primer paso, fundamental. No ir juntos a Ezeiza y partir cada uno por su lado.
La cita para verse fue en Los Angeles. Una vez en tierras yanquis, después de mimarse largamente, se trasladaron a Auckland, a bordo de un avión de la empresa Qantas. A esa altura del partido, naturalmente, las tensiones fueron disminuyendo y la mentalidad empezó a centrarse en lo que se aproximaba. Tanto, que al pisar Nueva Zelanda decidieron comenzar a paladear el poder de una gorda billetera. A los pocos minutos de aterrizar, Luly y Redrado ya estaban cómodamente ubicados en el interior de una imponente limousina. Charla mediante, fueron visualizando el paisaje, hablando de sus cosas y ofrendándose cariño. Hasta que arribaron a la entrada principal del fastuoso hotel The Langham. De 5 estrellas y catalogado como uno de los más prestigiosos de Oceanía, sus modernísimas instalaciones albergaron a los enamorados en una de sus habitaciones vip, las cuales oscilan entre 700 y 800 dólares la noche por persona. Ah, antes de alojarse en el hotel, Redrado remuneró al chofer de la limousina con una propina de 20 billetes verdes. Pegaditos, no bajaron en toda la mañana. Recién se los vio sobre el mediodía, cuando almorzaron sándwiches y tomaron licuados preparados con frutas frescas típicas de la región. Luego de un breve descanso (y la correspondiente digestión), se dirigieron a la piscina, donde se recostaron en camastros flotantes y consumieron más bebidas libres de alcohol
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"Argentinos hay en todos lados", se suele decir popularmente. Quizá sea cierto. La comunidad de compatriotas, evidentemente, ha proliferado a lo largo y a lo ancho del mundo. Luciana y Martín, para bien o para mal, lo comprobaron. Tanto se escondieron, tanto se ocultaron, ¡y el mozo era argentino! De entrada, no le agradó demasiado a la sobrina de Palito Ortega que el hombre de la bandeja la haya reconocido. "Se asustó", comentaron allegados a la pareja. Distinta fue la mano cuando salieron a comer por la noche y pasearon por el denominado Viaducto de Auckland, un corredor en el que Luly lució muy suelta de cuerpo y su escolta algo tenso, por temor a que los vieran. En el medio, las Islas Fiji, la presunta disertación de Redrado en Shangai y los twitter de patas cortas. Es entendible: cada uno, en lo suyo, juega en primera. Otros, en cambio, tendrán que seguir compitiendo por el segundo puesto. Detrás de Paparazzi.
Damián Basile. Fotos: Carlos González.