Policiales
La historia de “Roby”, el Estafador Argentino de Tinder
Se llama Roberto Carlos Bello y está preso tras haber estafado a un sinfín de mujeres a través de la red social número uno en encuentros. También se lo conocía como “el gigoló de zona norte”.
La única certeza posible sobre “Roby” es que nunca es quien dice ser. Todo lo demás es discutible, opinable, variable e incluso comerciable. Excepto que “Roby” es un profesional especializado en Tinder y en aquello que para el resto de los humanos es algo imposible de racionalizar: el amor.
Y tiene muy claro que puede cobrar fortunas por ello.
Roberto Carlos Bello nació el 6 de septiembre de 1973, pero “Roby” recién apareció en este mundo hace algo más de una década. Él puede ser todo lo que su interlocutora sueñe que es: millonario, aventurero, polista, empresario, heredero de una fortuna, padre de familia o, simplemente, otro enamorado del amor. Su único objetivo es, siempre, conquistar corazones para quedarse con los billetes. Todos los billetes.
Porque “Roby” es el único y auténtico Estafador Argentino de Tinder. Como en el documental de streaming sobre Simon Leviev, pero en las calles porteñas y bonaerenses.
A mediados de 2020, “Roby” comenzó el que por ahora es su último baile. Telenoche logró entrevistar a algunas de las mujeres que lo conocieron por aquellos meses para que contaran, por primera vez en televisión, cómo se aprovechó de ellas y qué herramientas utilizó para lograrlo.
Cómo hizo “Roby” para convertirse en el Estafador Argentino de Tinder
El primer paso de “Roby” es constituir un sólido perfil de Tinder: un hombre de familia que, aún separado, sigue poniendo a sus hijos por delante de todo, también en su currículum de esta red social dedicada a las relaciones amorosas. Su foto allí lo muestra junto a su nene y a su nena, en una situación tan divertida como inofensiva, que demuestra a las claras que él no quiere sexo casual sino un amor duradero para compartir una vida.
Los chicos son reales. Las intenciones, no.
“Roby” es un as del chateo. Envía fotos donde se lo ve jugando al polo, manejando autos importados o exhibiendo, casi al descuido, un soberbio Rolex en la muñeca izquierda. Se preocupa por los sentimientos de la mujer que cae en sus redes, los hace propios y busca en su propia -y falaz- biografía puntos de contacto con aquello que tanto duele o emociona a la víctima de turno. Si ella perdió a su padre en una situación traumática, a él también le habrá ocurrido algo similar. Si ella necesita contención por el dolor dejado por un ex, él seguro vivió el mismo trauma con una pareja que lo malatrató.
“Roby” acuerda citas en lugares lujosos, aunque llega en taxi o caminando porque su 4x4 importada justo está en el taller. Vive en Pilar, en un campo con sus caballos, pero en este momento particular el encargado de su hacienda está en una situación inesperada y no puede llevar a su conquista a conocerlo. Es heredero de una familia industrial y poderosa, aunque la mayoría se encuentra de viaje y no puede presentarla a la mujer de turno en ese preciso instante.
Chat siempre disponible
“Roby” puede contar que se apellida Rocca, o Mastellone, o ambos apellidos al mismo tiempo. Los reales propietarios de una empresa láctea aparecerán en sus relatos como tíos, padres o primos, según le convenga. Los dueños verdaderos de la industria del neumático serán familiares íntimos en sus palabras, pero jamás en la realidad.
“Roby” chatea todo el día, de 5 de la mañana a 12 de la noche. Está en todos lados, no permite pensar, no permite actuar, sólo enamora como una aplanadora mientras habla de supuestos negocios que tiene con figuras del espectáculo o de la industria textil.
Todo falso.
Pero las víctimas recién lo descubrirán cuando, enamoradas, comprometidas ante sus hijos o incluso embarazadas, “Roby” ya les haya sacado hasta el último centavo.
Extraído de TN.
Por Rolando Barbano.
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