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La historia de la reclusa argentina que emocionó al Papa Francisco

Una mujer que permanece detenida en la Unidad Penitenciaria 47 le envió al Sumo Pontífice las hostias con las que él celebra las misas desde hace un mes.

El Papa Francisco celebra la misa desde hace un mes con las hostias que le obsequió una reclusa de la Unidad Penitenciaria 47 del Servicio Penitenciario bonaerense, quien elabora las "sagradas formas" que se utilizan en diversas comunidades de la diócesis de San Isidro.

El pontífice argentino le agradeció el presente por carta y le confesó haberse emocionado por su historia de vida, le aseguró que reza por ella y le contó que tiene sus fotos en el escritorio.

El pontífice argentino le dirigió una carta a "Gaby C.", como la dio conocer el equipo de Pastoral Social de la diócesis en la que le dice que Monseñor Ojea le llevó su misiva que respondió el 17 de julio.

"Le agradezco la confianza... y las hostias. Desde mañana celebraré misa con ellas y le aseguro que me emociona. Su carta me hizo pensar, y con esto me lleva a rezar por usted... pero me alegra y da seguridad de que usted rece por mí".

Como en otros escritos papales, Francisco concluyó: "Que Jesús la bendiga y la Virgen Santa la cuide".

Gaby C. comenzó hace un año en el Taller de Hostias que propone la Pastoral Carcelaria de la diócesis, a instancias de los presbíteros Jorge García Cueva, capellán del penal, y Juan Ignacio Pandolfini.

Ellos coinciden que la tarea "logró dar un sentido a su vida en cautiverio" luego de encontrar una actividad que la mantuviese ocupada y contribuyera a evitar "sus bajones anímicos".

Actualmente, Gaby se ocupa del proceso completo de elaboración y -dicen los entendidos- logró hacer hostias de muy buena calidad, luego de recibir la instrucción de las Hermanas Benedictinas de San Isidro.

Con la producción del taller se abastece a varias parroquias y colegios de la diócesis, mientras que crece la demanda para las celebraciones especiales como Semana Santa, Corpus Christi y Navidad.

Todavía emocionada por la situación, la mujer destacó: "¡Me reconforta, no sólo por mí, sino también por mis padres, que son muy creyentes!".

Gaby también valora que sus hostias lleguen a tantas comunidades, y que el trabajo de sus manos se convierta en el Cuerpo de Cristo al llegar al altar con los sacerdotes.

"La emoción de Gaby y del equipo de la Pastoral Carcelaria fue inmensa al recibir la carta escrita por Francisco. ¡Del Vaticano a la cárcel!", dijeron ambos aún emocionados por la pronta respuesta y la cercanía del Papa, señaló la agencia AICA.

Recordaron que, desde su cautiverio, la mujer sufre situaciones típicas de un lugar de encarcelamiento, como hostigamientos, malos tratos y desvalorizaciones personales.

Pasada la exaltación inicial, desde la Pastoral Carcelaria evaluaron la situación y reflexionaron sobre la tarea que realizan.

"Hay muchas y muchos Gabys; hoy ella es el símbolo de los encarcelados, es la voz de todos los excluidos que acompañamos y visitamos en cada pabellón, en cada celda. No tenemos dudas de que es la voz de Jesús encarcelado en cada uno de ellos, que grita a la sociedad para ser escuchado, acompañado y reconocido. La cárcel nos lleva la misericordia de Dios para hacer oír esa voz de los olvidados y marginales, que desde nuestra sociedad nos negamos a ver y a escuchar", resaltaron los presbíteros.