La historia de la alumna que no faltó nunca a clases desde jardín hasta terminar el colegio
Se trata de Agustina González, quien concluyó sus estudios secundarios en un colegio de Luis Guillón con asistencia perfecta y un gran promedio.
Por Maximiliano Fernandez (Extraído de Infobae.com)
Casi sin proponérselo, se convirtió en la alumna récord. Su caso es inédito en los registros oficiales: desde jardín de infantes, desde sala de 3 hasta el último año de secundaria jamás faltó a clases. Ni una sola vez en quince años.
Su madre, Daniela Ribote, lo explica de un modo sencillo. "Hicimos que el colegio sea como lavarse los dientes. Creamos un hábito dando ese ejemplo. A Agustina le digo: ¿vos también me preguntás si tengo que lavarme los dientes? No. Entonces no me tenés que preguntar si querés ir al colegio. Tenés que ir porque es lo que te va formar en la vida", dijo a Infobae.
Al principio, dicen, en el jardín y los primeros años de primaria, Agustina González revoloteaba como todo chico. Sus padres no daban el brazo a torcer, le insistían con que debía ir al colegio. Al poco tiempo lo incorporó. Hoy, cuando le preguntan si en algún momento quiso faltar, no comprende la pregunta.
"Me han dicho que soy una madre torturadora por mandarla al colegio. Hoy un chico no puede jugar a las escondidas en la calle como nosotros hacíamos antes. Que los chicos no vean ir al colegio como una tortura. Para mí, lo raro no es que Agustina haya ido siempre, sino que sea una sola", sostuvo su madre.
Agustina hizo la primaria en doble turno en el colegio de Monte Grande. Cuando terminó sin ausentarse una vez, su caso acaparó tapas de diarios, minutos en televisión y radio. Llamaba la atención, sobre todo, porque concurría nueve horas por día. Incluso el recordado 9 de julio de 2007, cuando la nieve sorprendió a la Ciudad de Buenos Aires y parte del Conurbano, la alumna fue al colegio. Cuando llegó, se encontró con que ni los docentes estaban en las aulas.
En un acto escolar de cierre de año, Agustina subió al escenario a recibir una mención especial. La repercusión de su asistencia perfecta produjo cierto recelo en los padres de los otros chicos. Hubo abucheos y reproches. "Otra vez lo mismo?", gritaban. Las autoridades del colegio nunca repudiaron la actitud.
Agustina también sufrió en carne propia las cargadas de sus compañeros, que no lograban entender su compromiso por la escuela. "Hubo muchas cargadas", contó a Infobae. "Me decían cosas muy feas. Por ejemplo, me decían que no sabía lo que era vivir, que nunca disfruté. Ni les respondía porque si no era para peor".
Cambio de colegio mediante, no modificó su nivel de responsabilidad. Ni ella ni sus dos hermanos menores, Florencia y Matías, que hasta hoy tampoco jamás faltaron a clases. Nunca se enfermaron, dice su mamá. Solo una varicela que Agustina contrajo un diciembre la dejó afuera de la colonia de verano.
El promedio con que terminó en el colegio Vicenta Vidal Bou de Luis Guillón, casi 9, es elocuente. Está convencida de que la clave estuvo en la asistencia. Apenas le dedicaba un rato al estudio en su casa. Un repaso rápido de los apuntes que tomaba en clase le bastaba para estar preparada.
Su caso llegó a oídos de presidencia y del ministerio de educación. Recibió una carta y la invitaron junto a su familia a un desayuno con el ministro Alejandro Finocchiaro. En el encuentro, se enteró de que había sido becada para estudiar Marketing y comercio internacional en la UADE en reconocimiento a su rendimiento escolar ejemplar. "Me puso muy contenta. Me di cuenta de que había hecho las cosas bien", dijo.
Hace pocos días, tuvo la fiesta de egresados con sus compañeros. El bullying que en algún momento sufrió por su apego a la escuela se transformó en felicitaciones unánimes. Agustina hoy piensa que toda su constancia valió la pena.
Casi sin proponérselo, se convirtió en la alumna récord. Su caso es inédito en los registros oficiales: desde jardín de infantes, desde sala de 3 hasta el último año de secundaria jamás faltó a clases. Ni una sola vez en quince años.
Su madre, Daniela Ribote, lo explica de un modo sencillo. "Hicimos que el colegio sea como lavarse los dientes. Creamos un hábito dando ese ejemplo. A Agustina le digo: ¿vos también me preguntás si tengo que lavarme los dientes? No. Entonces no me tenés que preguntar si querés ir al colegio. Tenés que ir porque es lo que te va formar en la vida", dijo a Infobae.
Al principio, dicen, en el jardín y los primeros años de primaria, Agustina González revoloteaba como todo chico. Sus padres no daban el brazo a torcer, le insistían con que debía ir al colegio. Al poco tiempo lo incorporó. Hoy, cuando le preguntan si en algún momento quiso faltar, no comprende la pregunta.
"Me han dicho que soy una madre torturadora por mandarla al colegio. Hoy un chico no puede jugar a las escondidas en la calle como nosotros hacíamos antes. Que los chicos no vean ir al colegio como una tortura. Para mí, lo raro no es que Agustina haya ido siempre, sino que sea una sola", sostuvo su madre.
Agustina hizo la primaria en doble turno en el colegio de Monte Grande. Cuando terminó sin ausentarse una vez, su caso acaparó tapas de diarios, minutos en televisión y radio. Llamaba la atención, sobre todo, porque concurría nueve horas por día. Incluso el recordado 9 de julio de 2007, cuando la nieve sorprendió a la Ciudad de Buenos Aires y parte del Conurbano, la alumna fue al colegio. Cuando llegó, se encontró con que ni los docentes estaban en las aulas.
En un acto escolar de cierre de año, Agustina subió al escenario a recibir una mención especial. La repercusión de su asistencia perfecta produjo cierto recelo en los padres de los otros chicos. Hubo abucheos y reproches. "Otra vez lo mismo?", gritaban. Las autoridades del colegio nunca repudiaron la actitud.
Agustina también sufrió en carne propia las cargadas de sus compañeros, que no lograban entender su compromiso por la escuela. "Hubo muchas cargadas", contó a Infobae. "Me decían cosas muy feas. Por ejemplo, me decían que no sabía lo que era vivir, que nunca disfruté. Ni les respondía porque si no era para peor".
Cambio de colegio mediante, no modificó su nivel de responsabilidad. Ni ella ni sus dos hermanos menores, Florencia y Matías, que hasta hoy tampoco jamás faltaron a clases. Nunca se enfermaron, dice su mamá. Solo una varicela que Agustina contrajo un diciembre la dejó afuera de la colonia de verano.
El promedio con que terminó en el colegio Vicenta Vidal Bou de Luis Guillón, casi 9, es elocuente. Está convencida de que la clave estuvo en la asistencia. Apenas le dedicaba un rato al estudio en su casa. Un repaso rápido de los apuntes que tomaba en clase le bastaba para estar preparada.
Su caso llegó a oídos de presidencia y del ministerio de educación. Recibió una carta y la invitaron junto a su familia a un desayuno con el ministro Alejandro Finocchiaro. En el encuentro, se enteró de que había sido becada para estudiar Marketing y comercio internacional en la UADE en reconocimiento a su rendimiento escolar ejemplar. "Me puso muy contenta. Me di cuenta de que había hecho las cosas bien", dijo.
Hace pocos días, tuvo la fiesta de egresados con sus compañeros. El bullying que en algún momento sufrió por su apego a la escuela se transformó en felicitaciones unánimes. Agustina hoy piensa que toda su constancia valió la pena.