La historia de amor de Máxima y Guillermo parece sacada de un cuento de hadas
La argentina estaba de novia cuando conoció al príncipe en una fiesta. Él la sacó a bailar y quedó flechado.
En 1996 Máxima Zorreguieta, decidió probar suerte en Estados Unidos, por eso con su título de licenciada en Economía de la UCA partió hacia la ciudad de Nueva York. Allí trabajó en el rubro financiero para el banco HSBC.
Así como solía vivir en Buenos Aires, Máxima disfrutaba de la vida social en la ciudad estadounidense. En una de sus salidas, la argentina se encontró con su amiga de la secundaria Cynthia Kaufmann. Ambas habían asistido al colegio de élite Northlands, ubicado en Olivos, provincia de Buenos Aires.
Para 1999 la argentina se encontraba conviviendo con el sueco Dieter Zimmermann en el barrio Chelsea, ubicado al oeste de Manhattan. Para entonces había cambiado la situación laboral de Máxima, tenía un puesto de mayor jerarquía en una de las entidades financieras más importantes a nivel mundial Dresdner Kleinwort Benson.
La pareja de Máxima y Dieter no estaba en su mejor momento, cuando en marzo de ese mismo año su amiga Cynthia, con quien mantenía la amistad, la invitó a la Feria de Sevilla.
Una vez en España, las argentinas asistieron a una fiesta privada en la que Cynthia Kaufmann presentó a su amiga con Guillermo de Orange, quien también estaba invitado a la celebración.
En dicho ambiente sevillano, musical y alegre, el príncipe de los Países Bajos fue cautivado por la frescura de Máxima quien estaba con sus amigos españoles cuando el holandés la sacó a bailar.
Sin demasiada habilidad para la danza, Guillermo charló con la argentina en inglés, él aun recuerda una frase "You are made of wood" (Sos de madera). El sentido del humor de Máxima cautivó al príncipe, quien quedó maravillado; ella regresó a Estados Unidos y le puso fin a la relación con su novio sueco.
El heredero a la corona holandesa logró conquistar a la graciosa rubia, y meses más tarde Máxima recibió el visto bueno de su suegra, la reina Beatriz, a quien conoció en la residencia estival ubicada en Tavarnelle, Italia.
En marzo de 2001, la gran pregunta fue a orillas del lago congelado de Huis Ten Bosch; Guillermo de Orange le propuso casamiento a Máxima y le regaló un anillo con un diamante color naranja. Quienes primero se enteraron fueron los padres de ambos y luego por cadena nacional informaron la novedad al pueblo de los Países Bajos.
La princesa Máxima con su simpatía y su sonrisa se volvió popular entre los holandeses. Quienes celebraron el casamiento en febrero de 2002. Ella vistió un diseño de Valentino hecho en seda color blanco que deslumbró a las 80 mil personas que presenciaron expectantes el paso del carruaje real que transportó a los novios.