La guerra por el legado de Sabato
*Por Marina Abiuso. Su herencia intelectual y económica está en disputa. Testamento y últimas obras en duda. El maltrato del relato kirchnerista.
Fue en un cementerio privado de Pilar. Ernesto Sabato estaba siendo enterrado lejos de los honores de una figura pública, rodeado solo por su familia y aquellos que habían sido más cercanos. Cargaban con el cansancio de una larga agonía y un concurrido velatorio abierto a los vecinos en el club de su barrio, Santos Lugares.
Entre sus deudos habían existido diferencias, pero ese domingo 1 de mayo sentían que el dolor los igualaba. Cuando llegó el momento de llevar el cajón, las ocho manijas quedaron por igual en manos de los nietos del escritor y los hijos de Elvira González Fraga, su última compañera.
Se despidieron poco después del mediodía en el estacionamiento del cementerio. Ese fue el último momento de armonía.
A poco más de dos meses de su muerte, un escándalo solapado envuelve a los herederos de Sabato, que se disputan no solo propiedades y los derechos sobre su obra, sino principalmente el capital cultural que implica administrar el legado de uno de los escritores argentinos más célebres.