La grieta de la muerte y las fisuras de la vida
Se instala otra vez la grieta entre Argentinos, es una grieta distinta que se hizo visible en el Obelisco, cayendo la tarde del sábado 30 de mayo de 2020.
Han pasado más de 75 días desde el inicio del aislamiento social preventivo obligatorio, muchas cosas cambiaron desde aquel primer día, ya no hay aplausos en los balcones homenajeando a los médicos, ya no están en sus casas las cientos de víctimas fallecidas por el COVID-19.
Se instala otra vez la grieta entre Argentinos, es una grieta distinta que se hizo visible en el Obelisco, cayendo la tarde del sábado 30 de mayo de 2020.
Hoy estamos enfrentados en vez de enfrentar la pandemia.
Hoy una parte de la sociedad, rechaza las medidas del Gobierno de Alberto Fernández, y pide terminar con la cuarentena (ASPO), los argumentos van desde negar la gravedad del virus, hasta comparar al Presidente con un dictador, pasando por reprochar la poca cantidad de muertos por coronavirus (todo lo cual pudo verse, oírse y repetirse por distintos medios de comunicación desde hace 15 días).
En definitiva, piden la apertura del mercado para poder abrir comercios, reactivar el trabajo, e incluso ir a la peluquería, prometiendo una profilaxis inteligente, barbijos alcohol en gel y distanciamiento.
En esta propuesta ven una esperanza los que no han generado ingresos desde hace más de dos meses, los que saben que se suma el alquiler, los que ya han refinanciado la tarjeta, los que reciben la factura de la luz sin haber abierto su negocio un solo día…
También corren a tocar bocina desde sus autos, los que no califican para cobrar las ayudas del Gobierno Nacional, pero que con el monto del IFE ($10.000) solo pagarían el seguro del auto y un tanque de nafta.
Se suman al pedido de levantar las restricciones de circulación y actividad comercial, los que en junio deberán afrontar el pago sueldos y aguinaldos, o los que ven la mercadería de otoño perder vigencia y acumularse en los estantes del local cerrado.
Se suman al mismo pedido porque están ahogados, porque muchos terminaron los ahorros, porque otros solo perciben la mitad del salario en blanco que el Estado pagó auxiliando a empresas (ATP).
Todas esas situaciones son aprovechadas por los que ganan con el enfrentamiento, por los que hacen política en tiempos de pandemia, para los que siempre instalan las ideas de corporaciones que jamás pensarían en esa gente.
Estamos entre la vida y la muerte, aunque suene fuerte, aunque sea drástico, es así. No hace falta una estadística, solo basta ver que en otros países las tumbas por miles y miles, no dejan de surcar la tierra.
Mientras el frío empieza a aliarse con el virus, esta noche en algunas casas de compatriotas se calentarán con leña y comerán otra vez fideos. Esta noche, otros Argentinos estarán lejos de su familia, esperando resultados en una cama desolada como la imagen de 200 camas juntas Esta noche, la frialdad de la morgue solo tendrá de testigo a la soledad, porque así es la muerte por coronavirus.
En esta grieta nos enfrentamos cara a cara con la muerte, con la muerte.
También, asistimos a otro panorama económico desastroso, pero hemos pasado por eso muchas veces, y Argentina se logró poner de pie.
Golpeados podremos levantarnos y volver a reconstruirnos pero, ¿cómo volver de la fosa común? ¿Qué respuesta le daremos a nuestros hijos, cuando muera la abuela, o cuando el coronavirus se lleve a su maestra? ¿O a su mamá?
La grieta se ha instalado porque hay fisuras por las que se desangra una clase media que no encaja en nada, en ninguna ayuda social, en ninguna medida económica y que ve evaporarse lo que tanto le costó tener.
El Gobierno con estas políticas sanitarias, está cuidando a todas las clases sociales, porque este virus ataca a todos.
Que no te tiente la grieta de la muerte, quédate con las fisuras de la vida.
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