La gran estafa de las "pulseras mágicas" (II)
Las consumen millones de personas mientras una minoría se enriquece abusando de la credulidad pública.
En algún rincón perdido de mi casa descansa una vieja pulsera magnética de la década del '60. Mi padre la había traído para que mi madre la usara con el fin terapéutico de aliviar sus dolores en los brazos y que, presuntamente, obedecían a algún problema "reumático". Era una malla metálica extensible similar a la de un reloj, plateada por dentro y un baño dorado por fuera. Recuerdo que mi madre la probó un tiempo pero sin resultado satisfactorio. Terminó como un juguete en mis manos de niño atraído por las leves propiedades magnéticas de la misma.
Pasó más de medio siglo de aquel recuerdo infantil y todavía se siguen ofertando engañapichangas parecidas y con una estética adaptada a los tiempos modernos. Veamos algunos modelos actuales y la descripción que hacen los vendedores siempre apuntando a cuestiones de salud.
Reciclando la basura
El Dr. Stephen Barrett, experto en este tipo de fraudes, descubrió en 1999 la publicidad de una pulsera magnética en el catálogo mensual de libros de "One Spirit", de Camp Hill, Pennsylvania (EE.UU.). De acuerdo a la descripción, el brazalete estaba fabricado en cobre y con dos esferas de cobre-zinc en cuyo interior había dos imanes poderosos. Pero lo interesante no era el diseño sino las propiedades que le atribuían: "El cobre y el zinc aumentan la circulación, por lo tanto ayuda a aliviar los dolores musculares, mientras que los imanes restauran el flujo de energía del cuerpo".
Después de ver este "ridículo anuncio", tal cual lo definió Barrett, comentó lo siguiente: "Hasta donde yo sé, el cobre y el zinc no aumentan la circulación, y, aunque pudieran, utilizando un brazalete no causaría una cantidad significativa para que sea absorbida por el cuerpo. La idea de que los imanes 'restauran el flujo de energía del cuerpo' también es ridícula. (Podría ser interesante preguntar cómo es medida esa supuesta 'energía'.) El producto parece ser un intento de explotar la esperanza generalizada de que las pulseras de cobre y los imanes son efectivos contra el dolor de la artritis." Y hacia el final se pregunta: "¿Las personas que seleccionan sus ofertas creen que los métodos que promueven son eficaces, o ellos simplemente comercializan cualquier cosa que piensan que se venderá?" Si tuviese que darle una respuesta, en este caso me inclino por la segunda opción como más probable. De todas maneras, poco importa si los que ofrecen estos productos creen o descreen en su eficacia, sea por credulidad o ignorancia de ellos el que termina perjudicándose es el consumidor, quien presume que el producto está testeado y garantizado. También hay que recordar que algunos son promocionados y vendidos en farmacias, lugar donde alguien ingenuamente podría pensar que no le venderán basura.
La Comisión Federal de Comercio de EE.UU. (Federal Trade Commission - FTC), hace tiempo viene luchando y alertando sobre este tipo de productos inservibles. En su información relevante sobre "Curas que dicen ser milagrosas", incluye un tópico relacionado a la artritis señalando lo siguiente: "Abundan los vendedores de remedios para la artritis de efectividad no probada, entre los que se incluyen miles de suplementos dietarios y supuestas curas naturales como el extracto de mejillón, píldoras de hígado disecado, cartílago de tiburón, CMO (cetylmyristoleate), mezclas de miel y vinagre y brazaletes magnéticos y de cobre. Pero estas curas no poseen el respaldo científico necesario que demuestre que ofrecen algún tipo de alivio para la artritis".
Ionizando la mentira
El tiempo fue pasando y las pulseritas mágicas se fueron adaptando, pero sin desaparecer las de viejo formato. La nueva estafa se instaló con pulseras ionizadas. Así nos encontramos con un prolongado litigio que sostuvo la FTC contra los promotores de "Q-Ray", una pulsera metálica presuntamente ionizada a través de un proceso secreto que le otorgaba propiedades curativas. Según la publicidad del momento, el uso de la Q-Ray garantizaba la alteración de la energía positiva y negativa del cuerpo para aliviar naturalmente el dolor provocado por una variedad de enfermedades, incluyendo dolores músculo-esqueléticos, de cabeza, ciática, tendinitis y por lesiones.
En la publicidad también ofrecían una garantía de devolución que permitiría a los consumidores recuperar la totalidad de su dinero -dentro de los 30 días- en caso de no estar satisfechos con el producto adquirido. El incumplimiento de este compromiso llevó a la intervención de la FTC que comenzó a recibir quejas de compradores a los que no se les reintegraba el dinero.
El 27 de mayo de 2003, la FTC inició una amplia demanda, en la Corte Federal del Distrito Norte de Illinois (EE.UU.), contra todas las empresas, subsidiarias y representantes oficiales de la famosa pulserita ionizada (QT, Inc., Q-Ray, Company, Bio-Metal, Inc., Que Te Park y Jung Joo Park), acusándolos de afirmaciones falsas y sin fundamento alegando engañosamente que la pulsera Q-Ray era un tratamiento efectivo y de acción rápida para aliviar varios tipos de dolor.
La acusación estaba sustentada en un estudio previo en el cual se había demostrado que la pulsera Q-Ray no era más eficaz que un brazalete placebo para aliviar el dolor muscular y articular [Bratton, R.L., Montero, D.P., Adams, K.S., Novas, M.A., McKay, T.C., Hall, L.J., Foust, J.G., Mueller, M.B., O'Brien, P.C., Atkinson, E.J., Maurer, M.S. (2002) Effect of "ionized" wrist bracelets on musculoskeletal pain: a randomized, double-blind, placebo-controlled trial. Mayo Clin Proc., 77:1164-1168].
En consecuencia y tras varias instancias judiciales, un fallo del 13 de noviembre de 2006 determinó que los demandados debían destinar casi 16 millones de dólares de sus ganancias netas para reintegrar un máximo de 87 millones de dólares a los consumidores estafados entre el período 01/01/2000 y 30/06/2003.
Una prima-hermana olía igual
En mayo de 2004, la FTC presentó una demanda similar contra los vendedores de "Balance Bracelet", Media Maverick, Inc., de San Luis Obispo, California (EE.UU.), y sus ejecutivos Mark Jones y Charles Cody. En las publicidades de esta pulserita mágica afirmaban que el dolor era causado por "exceso de electricidad estática" en el cuerpo, que viene de un "desequilibrio de energía positiva y negativa", y que gracias a esta pulsera la gente podía recuperar el equilibrio iónico natural del cuerpo.
Ante la falta de evidencia científica de estas afirmaciones, en pocos meses los responsables de esta otra farsa acordaron pagar 400.000 dólares y retirar toda leyenda que aluda al alivio del dolor o beneficios para la salud.
Hecha la ley, hecha la trampa
Estas medidas ejemplares obtenidas gracias a una buena gestión de la FTC en EE.UU., no impiden necesariamente que iguales o similares productos continúen vendiéndose en otros países con falsas promesas.
Basta ingresar a un sitio de India para observar que la pulsera Q-Ray, magnética y de titanio, se vende acompañada de un "Colgante Escarlata" (talismán no auspiciado por el Capitán homónimo) que -en forma conjunta- ayudan a reducir la presión alta, a luchar contra la diabetes, a controlar la circulación, fortalecer el sistema inmune, disminuir los niveles de colesterol, a mejorar la salud en general sin olvidar los problemas de constipación y enfermedades crónicas. En síntesis, por 2.599 Rs (un poco más de 41 dólares), y atención con la super oferta de un precio que es casi la mitad de su valor anterior (6.000 Rs), el comprador prácticamente queda cubierto con un "plan de salud integral". ¡Una maravilla!
Todas estas estafas podrían considerarse menores en comparación con una más reciente que veremos en la próxima y última entrega, y que no tiene desperdicios por el gran circo y desfachatez ilimitada que hubo en su entorno.