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La gente, siempre de rehén

*Por Ricardo Roa. Estamos resignados a pasarla mal con los cortes. Pero pocas veces la Ciudad vivió un descontrol como el de ayer.

La autopista Illia, una de las principales vías de entrada y salida, fue bloqueada durante siete horas por un piquete de no más de 20 personas.

Un grupo mínimo que tuvo de rehenes a decenas de miles, sin que nadie hiciera nada (ver: Piquetes, caos y reclamos por más custodia policial).

Sobró tiempo para que la Policía encontrara una forma de despejar, al menos, algunos carriles.

No apareció nunca . Ni siquiera para intentar disuadir a los escasos manifiestantes. Tampoco para tratar de amortiguar el infierno que se armó en el Bajo. Colapsaron, en la hora pico, Libertador y Figueroa Alcorta. Demasiado, incluso para gente acostumbrada a tener mucha paciencia.

La pregunta es obvia: ¿por qué la Policía no actuó , si todos veían lo que estaba pasando? La Federal hasta tiene un cuerpo especializado para el tránsito.

¿Si no interviene en casos como éste, para qué está? Tampoco apareció la Metropolitana. La única ayuda que los automovilistas recibieron fue la información que les venía de las radios.

La Ciudad tiene dos policías y, de pronto, no tiene ninguna.

Es tan absurdo como que el bloqueo total de la Illia fue por una protesta cuyo trasfondo es la inseguridad.

Los vecinos reclamaban que las ambulancias entren en la villa. Y las ambulancias sólo están dispuestas a ir si están protegidas por agentes de la Federal.

Y cuesta creer que el jefe de las comisarías acordara con funcionarios de Salud porteños, en medio del corte, que las ambulancias, cuando vayan a la 31, serán escoltadas por patrulleros.

 Eso sí: ya no protegerán hospitales ni escuelas ni otro edificio público de la Ciudad. En esta ofensiva del kirchnerismo contra Macri la gente es la que pierde , al igual que con los piquetes.